El estómago de los
dinosaurios variaba según el estilo de vida y sus hábitos alimentarios. En
general, en el estómago de los grandes herbívoros había más actividad que
en el de los carnívoros. Esto se debe a que digerir vegetación dura es más
complicado que digerir carne.
Para muchos
dinosaurios, la digestión empezaba en la boca, al masticar. Esto también
ocurre con los humanos. Los dientes trituran la comida hasta convertirla en
una pasta, y unos juegos digestivos especiales de la boca (la saliva)
descomponen el alimento, facilitando después la labor del estómago.
Cuando el gigantesco Brachiosaurus
tragaba, la comida descendía por su esófago, el largo tubo que va de la boca
hasta el estómago. Los músculos del esófago estrujaban la comida para
hacerla avanzar, como cuando se aprieta un tubo dentífrico.
Cuando el alimento
llegaba al estómago, ya estaba medio digerido por los jugos. Allí era
convertido en una especia de sopa por los movimientos ondulantes de los
músculos. Después pasaba a los intestinos. Después pasaba a los intestinos,
donde se absorbía el alimento que contiene la comida. El resto se excretaba
de la forma habitual.
Algunos dinosaurios no
tenían dientes trituradores. Los estegosaurios y anquilosaurios se
alimentaban de plantas blandas, arrancando pequeños bocados que no hacía
falta masticar. Su sistema digestivo era muy largo porque esta comida se
digiere muy lentamente.
Algunos saurópodos
podían comer piñas de pino enteras y alimentos parecidos porque engullían
gastrolitos (piedras estomacales). Mientras que los músculos removían la
comida en el estómago, las piedras ayudaban a triturarla hasta formar una
pasta.
Los gigantescos
saurópodos como el Brachiosaurus tenían un enorme estómago e
intestinos con muchos compartimentos diferentes. Necesitaban todas estas
cámaras para la complicada tarea de digerir la comida. Desde el estómago, el
alimento pastoso recorría los intestinos hasta llegar a un ciego u órgano en
forma de saco. Los microbios (seres vivos diminutos) del ciego descomponían
aún más la comida.
Algunos carnívoros no
masticaban la comida. Los dientes del Eustreptospondylus no eran
trituradores, sino afilados como cuchillas, y cortaban grandes pedazos de
carne de la presa, que se engullían enteros, pies la carne resulta más
fácil de digerir que las plantas.
Las vacas mastican dos
veces la comida. Después de una primera masticación, el alimento se digiere
en la primera parte del estómago (la panza); después es devuelto a la boca
del animal para que lo vuelva a masticar. Las vacas mastican moviendo las
mandíbulas de lado a lado: la mandíbula superior va en una dirección y la
inferior en la opuesta. Quizá los ceratópsidos comieran de forma similar.