Nadie sabe de qué color eran los dinosaurios. Sólo existen unos pocos
fragmentos de piel fosilizada, y su color se desvaneció hace millones de años.
Sin duda, los
dinosaurios se dedicarían más tiempo a ocultarse unos de otros que a luchar.
Tenían que confundirse bien con el terreno para evitar a un depredador o
acercarse a una presa sin ser vistos.
Probablemente, algunos
dinosaurios tenían vivos colores, como muchos animales actuales. ¿Por qué? Hay
varias razones de que fuera así. En la naturaleza, los colores vivos a menudo
transmiten un mensaje como: "Formo parte de tu rebaño", o "Aléjate, soy
venenoso".
La piel de los
dinosaurios quizá presentaba esquemas acordes con su entorno. Así, los
hadrosaurios pudieron ser moteados, como los ciervos actuales, para reproducir
los reflejos de la luz solar sobre las plantas de las que se alimentaban. O
acaso manchados, como los leopardos, o rayados, como los tigres. Las crías de
los animales modernos, como los leopardos, o rayados, como los tigres. Las
crías de los animales modernos son a menudo distintas de las que sus padres
porque viven más cerca del suelo. Las crías de jabalí tienen el pelaje rayado
para ocultarse en los bosques.
Como los camaleones
actuales, algunos dinosaurios quizá podían cambiar de color. Si su alimento se
encontraba en las tierras bajas pantanosas, pero también pasaban tiempo en las
tierras altas y arenosas, tal vez cambiaran de color para adaptarse a ambos
lugares. Los pequeños herbívoros cambiarían de color para confundirse con las
distintas plantas de las que se alimentaban.
Si vivían en llanuras
despejadas, algunos dinosaurios quizá tuvieran colores y rayas que
confundirían a sus enemigos. Imagina lo difícil que debe ser para un león
concentrarse en una sola cebra de todo un rebaño. Todas esas franjas son, en
efecto, muy desconcertantes. Algunos dinosaurios pudieron presentar manchas
por la misma razón.
En otros dinosaurios el
dorso sería oscuro y el vientre, claro, como muchos antílopes actuales. Esta
diferencia de tonos dificulta distinguir el cuerpo del animal a distancia.
Esta mezcla de colores
claros y oscuros actúa como camuflaje en distintos entornos. En una llanura, a
pleno sol, un depredador no podría ver el vientre blanco. En un bosque con
sombras, lo veía al huir la presa, pero no percibiría su forma completa.
Es probable que las
fantásticas crestas de los hadrosaurios tuvieran todo tipo de colores. Quizá
las usaran como banderas vistosas para alertar a otros miembros del rebaño.
Los colores les ayudarían a destacar en los bosques oscuros, así distinguirse
mutuamente con facilidad. Pero los depredadores también podían distinguirlos.
¿Alguna vez te has
preguntado por qué las avispas tienen rayas amarillas y negras? En la
naturaleza algunos colores indican peligro, como en este caso. Avisan a los
depredadores de que ese animal es venenoso.
Los animales aprenden a
asociar experiencias desagradables con colores concretos: si alguna vez una
avispa les ha picado, en el futuro se alejarán de cualquier animal con los
mismos colores.
Quizá los dinosaurios
tuvieran colores tan vivos como la asombrosa rana arborícola sudamericana, que
puede ser amarilla y negra, roja y negra, toda morada o incluso verde, con
patas moradas y ojos y dedos rojos. Estos colores indican a los depredadores
que las ranas arborícolas son venenosas. Su veneno es tan potente que puede
paralizar un ave o un mono casi al instante. Pero, en realidad, las mejores
defensas de las ranas son sus vivos colores. Los colores de peligro evitan a
estos animales ser atacados de entrada.
Algunos animales pueden
presentar colores vivos o apagados según las circunstancias. Las mariposas se
comunican con otros miembros de su especie gracias a sus vivos colores. Pero
la parte baja de una mariposa suele ser pardo mate. Cuando tiene que ocultarse
de un depredador, la mariposa da un salto mortal y se queda inmóvil. Quizá los
dinosaurios podían hacer algo parecido. Los ceratópsidos, quizá levantaban la
placa ósea del cuello para indicar a los miembros de la mandada dónde estaban,
pero las ocultaban rápidamente si veían acercarse a un enemigo.
Los pequeños
dinosaurios indefensos, que no eran peligrosos, quizá fingían serlo. Tal vez
eran rojos y negros o amarillos y negros, los colores de una especie
peligrosa. También podían tener el mismo tamaño y forma que un dinosaurio
peligroso.
Existe una famosa
historia de la antigüedad sobre un lobo que se vistió de cordero para
mezclarse con un rebaño. Los científicos dicen que algunos dinosaurios, como
el carnívoro Troodon, pudieron
mezclarse con un rebaño de sus presas, como el Orodromeus, porque su
tamaño y colores eran muy parecidos.