Hasta hace poco tiempo
se pensaba que sólo se ocupaban de sus crías las aves y los mamíferos,
mientras que los reptiles se limitaban a poner los huevos y después los
abandonaban a su suerte: Sin embargo, las observaciones de campo de los
cocodrilos, durante la década del setenta, demostraron que ayudaban a sus
descendientes a salir del cascarón y los llevaban hasta el agua. Por lo
tanto, los científicos que estudiaban el tema no se sorprendieron demasiado
cuando, durante la década del ochenta, se descubrieron pruebas de que los
dinosaurios también se ocupaban de sus crías.
Hace tiempo que se
conocen los huevos de dinosaurio, sobre todo los procedentes de los depósitos
del sur de Francia y de Mongolia y, en fechas más recientes, los de India y
los estados centrales de Estados Unidos. Las famosas expediciones del Museo
Americano a Mongolia, en los años veinte, descubrieron nidos completos de Protoceratops
fosilizados. En algunos, había varios círculos concéntricos de hasta 18
huevos, y muchos estaban relacionados con esqueletos de individuos adultos,
jóvenes y recién nacidos. Los huevos franceses corresponden al saurópodo Hypselosaurus.
Son más grandes que los de Protoceratops, y parece que la cantidad
máxima por nido es de doce o trece. En proporción, los huevos puestos por
dinosaurios muy grandes eran bastante pequeños (rara vez medían más de 30
centímetros de largo), por limitaciones mecánicas. Cuanto más grande es el
huevo, más grueso ha de ser el cascarón, para impedir que se rompa. Pero a
partir de un cierto grosor, el embrión situado en el interior no podía
respirar, ya que el oxígeno pasa a través del cascarón. Además, si fuese
demasiado grueso, la cría sería incapaz de romperlo llegado el momento.
Una serie de
importantes excavaciones realizadas en Montana por el doctor Jack Horner, ha
demostrado algunos aspectos relevantes del "cuidado de las crías"
por parte de los dinosaurios. Se encontraron nidos de hadrosaurios,
ornitópodos hipsilofodóntidos y saurópodos en torno a la llamada
"Montaña de los huevos": los huevos de hadrosaurio, por lo general,
están colocados en grandes nidos redondos sobre el suelo, y los nidos
aparecen en colonias, lo cual sugiere una nidificación comunitaria. Horner
descubrió que estos dinosaurios volvían cada año al mismo sitio para poner
los huevos. Los nidos son depresiones poco profundas que las hembras de los
hadrosaurios debieron de excavar con las patas traseras. Ponían alrededor de
24 huevos de forma elipsoide en círculos concéntricos, los cubrían con
arena y aparentemente se ocupaban del nido hasta que existía algún tipo de
cuidado, por parte de los padres, que alimentaban a las crías después de su
salida del cascarón. La presencia de los adultos habrá servido también para
alejar a los depredadores.