El árbol genealógico
de los dinosaurios comprende gran cantidad de información. El eje horizontal
es cronológico, y el eje vertical representa la diversidad de los
dinosaurios. Todas las familias más importantes registran un determinado
tiempo, según las pruebas fósiles conocidas. Es posible que los hallazgos
que se produzcan en el futuro amplíen la datación temporal en uno u otro
sentido.
Existen dos líneas
temporales fijas, sin embargo, que no parecen interrumpirse. Los dinosaurios
surgieron de un único antepasado común, hace alrededor de 231 millones de
años, entre el Triásico medio y el superior, y es poco probable que se
encuentren esqueletos de dinosaurios más antiguos. La segunda línea temporal
fija corresponde a la extinción de los últimos dinosaurios, hace 66 millones
de años. A pesar de los grandes esfuerzos por localizar ejemplares de
dinosaurios posteriores al Mesozoico, y de los numerosos informes acerca de
supuestos descubrimientos, ninguno de estos restos ha resistido un escrutinio
cuidadoso. Por lo general, los huesos de dinosaurios posteriores al Mesozoico
han sido reelaborados, es decir, separados de la roca por la erosión natural
y depositados otra vez en sedimentos más nuevos.
El aspecto más
importante del árbol filogenético es la representación de las relaciones
entre las diferentes familias, sobre la base de los recientes análisis
cladísticos, llevados a cabo por varios paleontólogos estadounidenses y
europeos, especializados en vertebrados, después de 1.985; el esquema
genealógico goza de amplia aceptación. Sin embargo, este árbol es bastante
revolucionario, en el sentido que difiere por completo de toda la información
disponible antes de 1.985, y de todo lo que aparecía en los libros conocidos
de este tipo. También es importante porque demuestra un grado muy superior de
resolución que las filogenias anteriores; es decir, el patrón de relaciones
se presenta de forma mucho más detallada de lo que antes era posible.