Las tierras altas son
excelentes lugares excelentes para observar el paisaje. Si asciendes desde los
valles y llanuras hasta las laderas de los montes, verás que el paisaje se
extiende a gran distancia bajo tus pies. Más arriba, en las montañas
propiamente dichas, la tierra se ve como un mapa a tamaño natural.
En general, hoy hace
demasiado frío para que los reptiles vivan en las tierras altas, pero
millones de años atrás el mundo era más cálido, por lo que algunos
dinosaurios quizá vivieran en esas regiones. O quizá subían allí en
verano, como las ágiles gamuzas actuales.
Las rocas que contienen
fósiles del Anchisaurus, un prosaurópodo, sugieren que este
dinosaurio era un morador de las tierras altas. Se trata de un precursor de
los saurópodos que vivió a principios del Jurásico en América del Norte.
En Sudáfrica se han encontrado parientes cercanos suyos. Estas zonas están
separadas hoy por un ancho océano, pero en aquella época todos los
continentes estaban unidos.
El Anchisaurus
medía unos 2 metros de longitud. Tenía el cuello y la cola muy largos,
caminaba principalmente sobre las patas traseras y sujetaba la comida con las
delanteras. Probablemente era herbívoro, porque tenía dientes sin filo, el
estómago muy grande y los intestinos muy largos, necesarios para digerir las
plantas duras que crecían en las tierras altas y secas.
Los animales de tierras
altas no se quedan quietos admirando el paisaje. Están demasiado ocupados
intentando sobrevivir. Las tierras altas son frías, y cuanto más se sube,
más desciende la temperatura; incluso unos pocos cientos de metros suponen
una notable diferencia.
Con frecuencia las
tierras altas son rocosas y carecen de vegetación. Cuanto más empinadas son
las laderas, más deprisa descienden por ellas la lluvia y la nieve del
deshielo, y el agua arrastra la tierra dejando la roca desnuda. La ventaja es
que hay pocos competidores y pocos depredadores.
En las tierras altas de
roca caliza, en barrancos y cuevas del sudoeste de Inglaterra, se encontraron
fósiles de Thecodontosaurus, otro dinosaurio primitivo antecesor de
los saurópodos. Era pequeño, de cuello corto, quizá vivía dentro y
alrededor de las cuevas. Su alimento consistía en las escasas plantas de la
zona, y las cuevas lo protegían del cálido sol del mediodía y de las noches
frías.
Suponer cómo vivían y
morían los dinosaurios estudiando los fósiles y rocas puede ser engañoso.
Por ejemplo, los animales que se encuentran enterrados en un lugar quizá
vivían muy lejos. Cuando murieron, los ríos desbordados durante la estación
lluviosa arrastraron los cuerpos a largas distancias hasta los pantanos.
Muchos dinosaurios que se creía habitaban las tierras bajas quizá vivieron
realmente en tierras altas.
En 1.881, el buscador
de fósiles David Baldwin encontró algunos fragmentos de fósiles de
dinosaurio en un lugar llamado Ghost Ranch, en Nuevo México, EE.UU. A partir
de estos restos, el experto en dinosaurios Edward Cope dio nombre a uno de los
primerísimos dinosaurios, el Coelophysis. En 1.947, otra expedición
encontró en Ghost Ranch un fantástico cementerio de dinosaurios donde había
quedado un rebaño de estos dinosaurios.
¿Por qué había
tantos fósiles juntos? Quizá este veloz dinosaurio bípedo cazaba en
rebaños. Las pruebas sugieren que vivían en bosques de tierras altas, acaso
cerca de los ríos. Una tormenta repentina pudo inundar la zona y arrastrar
sus cuerpos corriente abajo hasta una orilla, donde encallaron y se
fosilizaron.
Las tierras altas secas
no son lugares ideales para que se formen fósiles. En estos parajes desnudos,
los animales muertos son devorados con rapidez por los carroñeros, mucho
antes de que sus restos puedan fosilizarse. Cuando sólo se encuentran unos
fósiles de dinosaurios incompletos, puede deberse a dos razones; que el
dinosaurio era realmente raro, o que vivía en lugares como las tierras altas,
donde hay pocas posibilidades de fosilizarse.
El Arrhinoceratops
era un dinosaurio con cuernos, de la familia de los ceratópsidos. Medía
unos 6 metros de longitud, y tenía una placa ósea en el cuello y tres
cuernos en la cara. Vivió a finales del Cretácico, hace 75 millones de
años, en lo que hoy es Utah, EE.UU. Sus huesos no son tan corrientes como los
fósiles de sus primos con cuernos, pero este dinosaurio quizá fuera tan
frecuente como sus parientes. Sus huesos no se han conservado porque vivía en
tierras altas, donde raramente se fosilizan los restos.
En las tierras
actuales, las cabras montesas y carneros machos se embisten hacia chocar sus
cuernos y cabezas. Actúan así para decidir quién es el más fuerte y puede
aparearse con las hembras. Los cuernos y el cráneo de estos animales son
gruesos y resistentes para absorber el impacto de los duelos a cabezazos. El
cráneo de los paquicefalosaurios era parecido y tenía una gruesa cúpula en
la parte superior, a modo de casco protector.
El Stegoceras,
un paquicefalosáurido que vivió hace 80 millones de años, medía 2 metros
de longitud. Era herbívoro y bípedo. Imagínate un pequeño rebaño que
vivían entre riscos y acantilados y que se pelaban a cabezazos parra
demostrar quién era el jefe y quién conseguía aparearse.