Los animales salvajes mueren por muchas razones. Algunos caen ante los
depredadores y otros mueren de vejez o enfermedad, pero sus cuerpos no se
reservan mucho tiempo. Un animal muerto proporciona un sabroso almuerzo a todo
un ejército de carroñeros, desde grandes mamíferos hasta diminutas
bacterias. Los carroñeros son los basureros de la naturaleza. Sin ellos, el
mundo estaría cubierto de cadáveres en descomposición.
¿Por qué la mayoría
de los fósiles son restos de plantas y animales que quedaron enterrados poco
después que murieran? Una de las razones es que los carroñeros se llevan
rápidamente lo que queda al aire libre, excepto en los lugares fríos y muy
secos.
Los mayores carroñeros
actuales son las hienas y los chacales. Aunque estos animales pueden cazar,
merodean cerca de otros animales que han cobrado alguna presa, esperando a que
se harten antes de lanzarse sobre los restos.
Probablemente ocurría
lo mismo en la época de los dinosaurios. A finales del Cretácico, manadas de
feroces Dromaeosaurus cazaban grandes dinosaurios herbívoros, como el Triceratops.
El Dromaeosaurus era relativamente pequeño, pero muy rápido. La
manada iba hiriendo a la presa hasta que la dejaba demasiado débil para
defenderse. Sólo cuando se desplomaba, se atrevían los
Dromaeosaurus
a rematarla.
A menudo, los
carnívoros mayores pero más lentos, como el poderoso
Tyrannosaurus
rex
eran atraídos por el olor de sangre. Seguían el rastro hasta la escena de
caza y permanecían al acecho, esperando a robar la comida. En el último
momento, el Tyrannosaurus
rex avanzaba. Los dinosaurios pequeños eran
ahuyentados y el gigante se quedaba con el festín.
Pero la manada de
Dromaeosaurus no se rendía tan fácilmente. Esperaban en las cercanías, robando
bocados de carne mientras el Tyrannosaurus
rex estaba ocupado comiendo.
Y cuando el gigante acababa, todavía quedaba mucho para los
Dromaeosaurus
y otros animales.
Ni el
Tyrannosaurus
rex ni el Dromaeosaurus podían comerse un Triceratops
entero. Otros carnívoros hambrientos, atraídos por el olor de la carne, se
precipitarían hacia allí. Los grandes lagartos, como el monitor actual, y
los dinosaurios más pequeños, como el Chirostenotes y el Struthiomimus,
quizá buscaran las partes blandas del animal muerto, y también podían
comerse a los lagartos. Muchos insectos, como las moscas y los escarabajos, se
arrastrarían sobre los restos, alimentándose y poniendo sus huevos. Cuando
las larvas salieran, habría mucha comida para ellas.
Como los buitres
actuales, las aves con dientes, como el Ichthyornis, quizá
revoloteaban sobre las cabezas de los carroñeros. En cuanto veían la
ocasión, se lanzaban en picado para robar un bocado de carne del cadáver.
Cuando oscurecía, los
pequeños mamíferos como el Purgatoris, que vivía y se alimentaba
como las musarañas, salían para comerse las larvas que habían salido de los
huevos de las moscas que habían ido allí durante el día.
Con el tiempo, lo
único que quedaría de un gran animal como el Triceratops serían sus
huesos, que los carroñeros habrían dejado completamente mondos.
No todos los cadáveres
de dinosaurios eran devorados. Se han encontrado varios dinosaurios
momificados. Esto ocurre cuando el cuerpo, con la piel y la carne intactas, se
seca completamente antes de fosilizarse. Esto significa que los carroñeros no
han podido arrancar la carne de los huesos del dinosaurio muerto. Quizá estos
dinosaurios conservados murieron en una zona a la que los animales carroñeros
no podrían llegar. O quizá, hace millones de años, había menos carroñeros
que hoy.