Amonoideos
Los amonoideos fueron un orden de moluscos cefalópodos fósiles, de la subclase de los tetrabranquiales. Tienen unas 5.000 especies, todas fósiles, repartidas en géneros, de los cuales los más importantes son: Ammonites, Goniatites, Ceratites, Aspidoceras, etc. Algunos de los fósiles más hermosos y abundantes pertenecen al grupo de los ammonites, que significa cuernos de Amón. Estos moluscos tuvieron mucho éxito en los océanos. Vivieron en los océanos de la tierra durante más de 160 millones de años, y se extinguieron aproximadamente al mismo tiempo que los dinosaurios, es decir, hace 66 millones de años, a finales del Cretácico, en los mares de todo el mundo. En los mares poco profundos eran presa de reptiles como los Plesiosaurios. Tenían una concha externa arrollada en espiral que podía variar de forma y tamaño. Algunos eran tan pequeños como la uña de tu pulgar y otros tenían la anchura de un autobús, o, lo que es lo mismo, desde 2 centímetros hasta 2 metros y medio de largo. La concha estaba interiormente tabicada y dividida en cámaras llenas de aire o gas, que actuaban como tanques de flotación, mantener el animal a flote, e impedían que se hundieran. Para sumergirse o ascender en el agua, los ammonites regulaban la cantidad de gas de cada cámara, llenándola de agua y aire. Los tabiques cortan la superficie de la concha según líneas de sutura que varían su complicación, desde las apenas onduladas hasta las que presentan numerosos entrantes y salientes, y su trazado sirve para caracterizar los grupos, géneros y especies. La mayoría de estos animales tenían las conchas enrolladas, pero las formas del Cretácico, los últimos miembros del grupo, habían empezado a desarrollar conchar rectas y poco curvadas. Fueron los antepasados de los pulpos actuales y, como sus parientes de hoy, podían lanzar un chorro de tinta a los agresores. La nube de tinta desconcertaba a los depredadores y le proporcionaba tiempo para escapar. Algunos tendrían espinas sobre la concha, lo que les proporcionaba mayor resistencia, además, les ayudaba a camuflarse. Con sus tentáculos atrapaban presas que solían ser minúsculos organismos y pequeños animales marinos. |