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La producción
Por Guadalupe Gómez Salazar
Más importante que la distribución, en cuanto a rentabilidad, era la producción de las películas. Las cinco grandes y las tres pequeñas disponían de una red de agentes presentes en 32 grandes ciudades de Estados Unidos y en caso todos los países importantes, excepto Rusia, que negociaban la concesión de licencias y suministraban las películas a las salas. Las productoras menores debían conformarse con un limitado acceso a los mercados extranjeros y debían contar con el apoyo de alguna de las grandes para que sus películas pudieran ser distribuidas sin dispararse los costes. De esta manera United Artist se creó para que los productores independientes pudieran salir al exterior. Por su parte, la RKO, cuyas producciones no marchaban bien, empezó a distribuir a comienzos de la Segunda Guerra Mundial producciones independientes y durante los años 40 fue distribuidora de Disney y Goldwyn. También después de la Segunda Guerra Mundial las cinco grandes comenzaron también a distribuir películas independientes, pues nadie que no perteneciera a alguna de ellas podía permitir poner en marcha la distribución de una película. No es que fuera mucho más barato operar a través de estas sociedades sino que, al poseer la mayor parte de las salas rentables del país, era muy difícil que una película obtuviese buenos resultados en taquilla si era distribuida al margen de estas salas. Esto obligó a las productoras independientes a ponerse en manos de las grandes si querían distribuir sus cintas. Con el fin de aprovechar al máximo sus producciones y obtener los mejores resultados económicos de sus salas, las cinco grandes se aliaron con un complicado sistema de prácticas de distribución. Por ejemplo, colaboraban entre ellas para delimitar zonas y segmentos de mercado en las ciudades de Estados Unidos. Las cinco grandes no ejercían su hegemonía en Estados Unidos solamente, sino que este poder se extendía en el mercado mundial. Terminada la Primera Guerra Mundial las ochos compañías principales se establecieron fuera de las fronteras de Estados Unidos. Durante la última mitad de los años 20 y las décadas de los 30 y los 40 los ingresos procedentes de del extranjero iban a suponer la mitad de lo recaudado por un largometraje medio. Al final de los años 20 Hollywood ya dominaba los mercados de Gran Bretaña, Francia, Italia e, incluso Japón, a pesar de que estos países contaban con una cultura cinematográfica propia. Dado que los impuestos extranjeros y los aranceles suponían un impedimento para la propagación de la influencia de Hollywood, el Departamento de Estado norteamericano ayudó en un primer momento a las compañías cinematográficas a salvar estas restricciones colaborando con la MPPDA. La Segunda Guerra Mundial supuso un revés para la industria hollywoodiense en su conquista del panorama cinematográfico mundial, ya que se perdieron los mercados de los países del Eje, Japón, Italia y Alemania.
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