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Después del Hollywood dorado
Por Guadalupe Gómez Salazar
Una vez que el sistema de estudios hollywoodiense dejó de dominar paulatinamente el mercado universal, todo ese cine que había permanecido circunscrito al mercado propio de cada país comenzó a emerger al panorama internacional. Así, las películas europeas y asiáticas (japonesas, principalmente), aunque confinadas a las salas de arte y ensayo, hicieron el camino inverso al de tantas producciones hollywoodienses y se empezaron a instalar en el mercado anglosajón. Poco a poco, el cine europeo especialmente se iría convirtiendo en algo más habitual para el espectador estadounidense. En 1946, había menos de una docena de salas de arte y ensayo en todo el país, mientras que en 1960 sobrepasaban el millar. Comenzaron a proliferar por todo el mundo los festivales de cine, en los que se mostraba el trabajo de directores cuya obra antes de 1950 era muy poco conocida fuera de sus países de origen. No obstante, aunque el cine europeo, latinoamericano o asiático poco a poco lograra hacerse un hueco en la industria cultural mundial, la preponderancia y hegemonía del cine estadounidense ha marcado desde el principio la historia del cine universal.. Las razones aludidas son de diferente índole. En primer lugar, por razones estéticas. El cine de Estados Unidos esta elaborado por un país con un público diversificado, pensado como universal desde su origen. Cabe recordar que durante la época dorada de Hollywood Estados Unidos recibía oleadas de inmigrantes que debían integrarse en aquella cultura que les acogía pero que, por otro lado, acabaron influyendo con sus propios valores. Es más, la propia industria cinematográfica no sólo debía satisfacer a un público diverso, sino que estaba compuesta por profesionales de muy distinta procedencia. Acontecimientos como la Segunda Guerra Mundial o, simplemente, la posibilidad de desarrollar una brillante carrera en Hollywood atraía a actores, directores y productores de todo el mundo, que dejaban su impronta personal en aquella industria. Por tanto, el cine norteamericano está concebido para un público heterogéneo, dispar. Presenta historias fácilmente entendibles por la mayoría, pero a su vez cuidadas y atractivas, lo que constituye un estimulante producto para todo espectador. Por otro lado, el cine de Hollywood ha conseguido instalarse en la cultura de todo el mundo debido a razones también políticas y económicas. El afán de Estados Unidos de exportar su american way of life y su modelo de hacer política, también ha llegado a influenciar al cine.
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