La extinción y la creación
Numerosos científicos se resistieron a la cuestión de la extinción, incluso a comienzos del siglo XIX, pero finalmente la mayoría de ellos tuvo que ceder ante la acumulación de pruebas.. Se iba completando la exploración del mundo, el capitán Cook no encontró mamuts ni mastodontes vivos en Australia, y otros exploradores tampoco encontraron rastro de criaturas semejantes en las profundidades de Asia ni de África. Además, la diversidad de animales prehistóricos crecía de año en año. Había extraños cocodrilos fósiles procedentes de la costa de Yorkshire, en el norte de Inglaterra, sepultados en el interior de la roca; aparecían criaturas semejantes a lagartos y a murciélagos, exquisitamente conservadas, que venían de las canteras de pizarra de Alemania central; y se encontraban huellas de pisadas gigantescas desde Europa hasta América del Norte.
Entre las décadas de 1.790 y 1.830, la cuestión quedó zanjada de forma satisfactoria para la mayoría de los científicos, gracias al brillante trabajo del barón Georges Cuvier, del Museo de París. Cuvier enseño a construir el aspecto original del esqueleto de un animal extinto, aplicando las reglas de la anatomía comparada, el sistema que consiste en comparar partes similares del cuerpo de diversas especies vivas. Con espectacular naturalidad, restauró los grandes mamíferos fósiles que se conocían en su momento, y defendió la tesis que, a lo largo de la historia de la vida, se habían producido muchas extinciones locales. Durante cierto tiempo habrían prosperado grandes conjuntos de plantas y animales, que después se extinguieron a causa de un cambio de clima o de algún otro inconveniente. Algunos geólogos retomaron la idea de Cuvier de que la extinción era un hecho normal en el pasado de nuestro mundo, y desarrollaron una teoría según la cual la mayor parte de los aspectos de la historia de la Tierra y su vida estaban controlados por grandes catástrofes. Su principal aporte consistió en destacar otro lecho clave de la geología; la ley de la superposición de estratos. Este titula tan impresionante se refiere a algo bastante sencillo; si no ocurre nada, los estratos o capas, más antiguos de piedras sedimentarias se encuentran en la parte inferior, y los más nuevos en la superior. Los geólogos iban encontrando coincidencias en la distribución de los fósiles. En los lugares donde hallaban los huesos de reptiles extintos, encontraban también ammonites, unos parientes extintos de los caracoles, de forma enroscada. Donde encontraban determinados tipos de ostras, también había clases específicas de corales. Existían asociaciones regulares de tipos fósiles que se podían utilizar para reconocer determinadas formaciones geológicas, en cualquier sitio donde aparecieran; unas asociaciones daban lugar a otras, a medida que ascendían por los montículos de sedimentos. Al poco tiempo se reconocieron las bondades científicas de estos principios, y así nació la estratigrafía como ciencia. | | |