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Manos a la obra
Primero hay que saber cómo se configura el microprocesador en la placa base. Hay saber 3 cosas: el voltaje, la velocidad del bus y el multiplicador: - El voltaje no tiene pérdida, ya que cada familia de procesadores tiene su propio voltaje. Para ponerlo asegúrate primero.
- La velocidad del bus no es ni más ni menos que la velocidad a la que se transmite la información por la placa base. Suele llamarse la velocidad externa del procesador, y cada uno lleva la suya predeterminada (aunque puede subirse, como ahora veremos)
- Y por último está el multiplicador, el cual se usa desde la época de los 486 DX2 (25 x 2 = 50 MHz, o 33 x 2 = 66 MHz). La multiplicación de la velocidad del bus por el multiplicador da la frecuencia a la que trabaja el microprocesador.
Las placas de socket 7 más modernas soportan buses de 75 y 83 MHz, incluso de 100, pero cambiarlos puede dar problemas con las ranuras PCI o con la memoria RAM (diseñados para trabajar a 66 MHz). Es otra forma de hacer overclocking, por ejemplo, un Pentium 200 irá más rápido con 100x2 que con 66x3, o un Pentium 150 mejor con 75x2 que con 60 x 2,5; aunque puede acarrear algunos problemas si el resto de los componentes de la placa no soportan adecuadamente esa frecuencia de bus. A la hora de subir de frecuencia conviene hacerlo poco a poco (en pasos de 33 MHz) y una vez subida hacer las pruebas convenientes (medir la temperatura, comprobar cuelgues...). No hay nada mejor para calentar el micro que una partida a un juego estilo Quake. Para terminar, diremos que en los 486 puede hacerse con aumentos menores de MHz, y que en los 396 no merece la pena pues es algo más complejo.
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