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Explicación del proceso y por qué puede hacerse
Para poder comprender todo el asunto del overclocking hay que remontar hasta el proceso de fabricación de los mismos. Un microprocesador está diseñado con materiales capaces de soportar una determinada temperatura. Si esa temperatura se sobrepasa el micro podría llegar a quemarse. El método clave para bajar la temperatura es el voltaje, aunque si se baja demasiado el procesador pierde estabilidad y tiende a colgarse. Es por eso por lo que los primeros Pentiums de 60 y 66 MHz no pudieran sobre pasar su velocidad debido a los 5 voltios. El voltaje conviene no tocarlo, cada familia de micros tiene el suyo por defecto y complicaría mucho el resultado. Ahora situémonos en una familia de procesadores con el mismo voltaje, por ejemplo los Pentiums de 75 a 200 MHz. A más MHz más calor genera, y por tanto tiene más probabilidades de estropearse. Las familias de procesadores en el fondo son todas exactamente iguales con la única diferencia es que unos soportan una determinada temperatura y otros otra. La temperatura normal de funcionamiento suele rondar los 35 grados. Por ejemplo, si un procesador a 100 MHz funciona a esa velocidad a 32 grados, se le podrá subir un poco la velocidad. Si ha 133 MHz ya ha alcanzado los 35 grados, entonces la fábrica etiqueta al microprocesador como 133 MHz. Ésa es la teoría, pero la realidad viene dada por la demanda de la gente. Supongamos que quieren procesadores de 166 MHz cuando Intel aún no había sacado el modelo de 200 MHz. Entonces etiquetan con 166 MHz micros que vayan tanto a 32 grados como a 36. ¿Y qué ocurre? Pues que a quien le haya tocado un micro de 166 que funciona a 32 grados, podrá subirlo a 200 MHz sin problemas, y quien le haya tocado uno de 36 grados, posiblemente se le recalentará y su ordenador se colgará. Es por ello por lo que el overclocking depende de la suerte que hayamos tenido con el microprocesador. Normalmente se suelen overclockear mejor los modelos de una familia de procesadores de velocidad más baja que los más alta. Por ejemplo, un PII a 233 MHz suele overclockearse mejor que el PII a 300 MHz. Pero no es del todo cierto, pues hay gente que posee un Pentium 233 MHz subido a 266 y no tiene muchos problemas.
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