Arrhinoceratops
Arrhinoceratops: Significa
rostro sin cuernos en el hocico. Cuando William Parks lo describió en 1.925,
aseguró que no tenía un verdadero cuerno en el hocico, como otros
dinosaurios, sino una especie de protuberancia, formada por un engrosamiento
de los huesos que rodeaban las fosas nasales. Como no se encontró ningún
hueso que lo sugiriera, Parks decidio que este Ceratópsido no tenía cuernos
en el hocico. Hoy los expertos coinciden en que, como otros de su familia, sí
tenía uno corto y grueso. Todos estaban de acuerdo en que tenía dos largos
cuernos en la frente. Estas útiles armas apuntaban hacia delante y su aspecto
era amenazador. Este dinosaurio probablemente se defendía de los depredadores
embistiendo con la cabeza gacha, para que la afilada punta de sus cuernos
penetrara en la blanda carne del agresor. También usaba los cuernos de la
frente para combatir a otros machos en duelos de fuerza. Los dos robustos
dinosaurios entrelazaban sus cuernos y sacudían la cabeza, hasta que uno de
ellos estaba demasiado débil para continuar. El vencedor se convertía en el
jefe de la manada y tenía preferencia con las hembras en la época de
apareamiento. Como algunos de sus parientes, tenía una ancha placa ósea en
el cuello. Una hilera de protuberancias redondeadas recorría el borde externo
de la placa, formando un contorno ondulado. Con la cabeza erguida, la placa
quedaba paralela a sus paletillas, pero cuando el dinosaurio inclinaba la
cabeza, la placa ósea se erguía hasta adoptar una espectacular posición
vertical. Dos pequeñas aberturas en la placa aligeraban su peso y facilitaban
su movimiento. Algunos expertos han sugerido que estas placas eran de vivos
colores, para ayudar a estos dinosaurios a atraer a su pareja. Mientras
avanzaba pesadamente por los prados de Alberta, mordisqueaba plantas bajas con
su pico de loro. En el fondo de sus largas mandíbulas, se disponían hileras
de dientes que trituraban las hojas y brotes hasta convertirlos en pulpa.
Cuando los dientes se desgastaban, crecían otros en su lugar. Probablemente
pasaba casi todo el día pastando, ya que su enorme cuerpo necesitaba mucho
alimento. Era casi tan largo como un autobús y más pesado que un elefante.
Su voluminoso cuerpo y sus largos cuernos probablemente hacían desistir a
todos los depredadores, excepto a los más hambrientos. Las crías de los
dinosaurios corrían un riesgo mayor que los adultos, y los expertos creen que
los ceratópsidos las protegían de una manera muy eficaz. Los Arrhinoceratops
quizá vivían en manadas, y cuando los depredadores acechaban, los adultos
formarían un círculo protector en torno a las crías. Un dinosaurio como
éste tenía que ser muy robusto para soportar su enorme peso. Sus grandes
vértebras dorsales y cervicales sujetaban los potentes músculos, que movían
su pesada cabeza y sus patas. Sus fósiles son muy escasos, quizá porque no
eran muy numerosos, o tal vez porque vivían en lugares montañosos y secos,
poco adecuados para la formación de fósiles. Medía poco más de 8 metros de
largo. Vivió hace unos 80 a 75 millones de años, en el período Cretácico
superior, en el oeste de Norteamérica, en lo que hoy es Utah, en EE.UU.; y
Alberta, en Canadá.