Ankylosaurus
Significado:
reptil rígido o ahusado
Dimensiones:
medía hasta 11 metros de longitud.
Peso: unas 4 toneladas y media, como un
elefante indio
Época: vivió hace 80 millones de años, en
el Cretácico superior.
Lugar: Mongolia
Descripción: Fue uno de los últimos
dinosaurios acorazados, y quizá el mayor. Este gigantesco dinosaurio recorría
las selvas de América del Norte durante el Cretácico, casi tan bien protegido
como un tanque moderno. Podía alcanzar la longitud de un autobús, y sólo los
carnívoros más feroces y fieros como el Tyrannosaurus rex, se habrían atrevido
con este herbívoro. Era uno de los dinosaurios más acorazados. Estaba
recubierto, desde la cabeza hasta la cola por una armadura ósea. Tenía
varias clases distintas de armadura para proteger su cuerpo de los dientes y
las garras de los depredadores. La armadura estaba formada por pequeñas
placas de hueso soldadas entre sí, constituyendo una cubierta tan eficaz como
la de las tortugas, de ahí su nombre. Las placas que recubrirán la parte
superior de su voluminoso cuerpo estaban divididas en franjas flexibles, que
permitían al animal volverse con bastante facilidad. Además, como defensa
adicional poseía, entre las placas de la armadura, a lo largo de los flancos
y la parte superior, unas afiladas púas triangulares, bultos y protuberancias
óseas, que apuntaban hacia el exterior, la hacían mucho más resistente, y
estaban dispuestas a repeler cualquier agresión. Un golpe en la cabeza puede
ser mortal, pero el cráneo del dinosaurio estaba muy bien protegido. Su
cabeza era casi tan ancha como larga, y estaba cubierta por unas placas óseas
adicionales, conectadas en la parte superior, que la recorrían por encima y
por los lados. En estos últimos, un par de púas reforzaban la coraza. Su
ancho pico sin dientes actuaba como una pala para recoger plantas y ramas. Al
igual que otros anquilosáuridos, disponía de un arma en el extremo de su
larga cola. Una pesada maza ósea crecía a ambos lados de los huesos de la
cola, resultado de la fusión de las últimas vértebras caudales, formando
una enorme porra, del tamaño de una maleta de viaje grande. Esta
protuberancia parecida a una piedra no era decorativa. En caso de ataque, le
podía salvar la vida. Los músculos de las caderas y de la cola le permitían
blandir la porra para golpear con gran fuerza a su enemigo. Si un corpulento
depredador bípedo recibía un porrazo en una de las patas, rompiéndosela y
neutralizando al animal, el resultado era espectacular: el agresor herido
caía al suelo y quedaba indefenso, a merced de otros carnívoros. A pesar de
su cuerpo achaparrado y pesado, era un dinosaurio bastante ágil. Podía
fintar a un enemigo mayor que él y atacarlo, si era necesario. Aunque era
bastante ágil y capaz de defenderse, no podía correr a gran velocidad.
Cuando corría es probable que aproximara las patas al cuerpo para mayor
estabilidad. Tenía otro punto débil. Su armadura no era completa. Un
depredador enemigo con la pata, tumbándolo de espaldas, patas arriba, podía
herir su blando vientre y garganta. Cuando sufría el ataque de un depredador
carnívoro, es probable de que escondiera las patas debajo del cuerpo,
resistiendo así los golpes y las mordeduras, como hacen las tortugas al
esconderse en su caparazón. Hay que tener el cuenta de que distaba mucho de
tener el tamaño de una tortuga; tenía el tamaño de un carro de combate y
resultaba prácticamente inexpugnable contra cualquier ataque. Es probable que
fuera un formidable competidor contra el Tyrannosaurus rex.
Aunque si el carnívoro le hubiera dado la vuelta podía haber atacado en su
indefenso vientre, pero por su peso y su protección, este gran animal pudo
haberle dirigido un golpe con su mazo de la cola, neutralizándolo y haciendo
así morder el polvo al rey supremo de los reptiles carnívoros.