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Concierto de Paul McCartney en Barcelona 2003 (II) |
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La música de
McCartney inunda Barcelona
Una sobria, pero
efectiva puesta en escena, sin estridencias, pero vistosa y colorista, inundó
las tres horas de música. Un comienzo evocador, repleto de personajes de mundos
diversos: acróbatas, contorsionistas, bailarines…abría el show. Personajes que
recordaban un poco a los seres que poblaban un Magical Mistery Tour, o aquel
Submarino Amarillo, escapados de mundo de ensueño y fantasía.
Tras ese virtual
recorrido por el particular mundo de McCartney, el cantante irrumpe en el
escenario junto a los primeros acordes de Hello Goodbye, uno de los temas
menos significativos del cuarteto de Liverpool, pero adecuado al momento. El San
Jordi estalla en una ovación; la espera ya se estaba haciendo larga. En ese
momento se comienza a cumplir el sueño de miles de personas asistentes: asistir
al directo de un Beatle. Jet y All my living son las canciones
siguientes. Tras ellas McCartney saluda en un chapurreado español. Advierte que
intentará hablar en castellano, pero que ya hace mucho tiempo que lo estudió en
el colegio. La canción que presenta a continuación “is from the sixties”
singular eufemismo que a lo largo del concierto la banda utiliza para designar
canciones pertenecientes a la etapa beatle. Comienza a sonar Getting Better
; el público la recibe con fervor, pues según nos advierte el anfitrión, antes
de este show esta canción no había sido interpretada en directo.
Unas pantallas
situadas en la parte superior del escenario emiten unas imágenes que,
probablemente, a Paul le haya ido sugiriendo cada canción. Imágenes
surrealistas, pintorescas, dibujadas o reales acompañan a cada tema y hacen mas
sugerente y vistoso el show. Algunas incluso vuelven a rezumar referencias al
particular mundo del cantante: la psicodelia, el blanco y negro… Tras Coming
Up, Let Me Roll It, Lonely Road, Driving Rain, perteneciente a su
último trabajo discográfico y Your Loving Flame, la banda se retira y
deja a Paul solo en el escenario junto a su guitarra. Simplemente con la
compañía de ésta, McCartney nos regala el tema Blackbird que logra
arrancarle grandes aplausos al público. En esta misma tesitura, el show continúa
con Every Night, We Can Work It Out, y
Mother Nature´s Son. Si la fuerza del grupo que acompaña a Paul
inunda el escenario de ritmo y buenas vibraciones, el hecho de verle solo en el
escenario, haciendo surgir esas notas tan familiares de su guitarra, resulta
sobrecogedor. Su voz, perfectamente perceptible ahora, muestra levemente el paso
de los años, pero suena con más intensidad que nunca: la intensidad y el calor
del directo, de la cercanía.
Por Guadalupe Gómez
Salazar
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