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| Zona Monkey Island
Monkey Island I
COMENTARIO
Si
hay algo de lo que se puede tildar a Ron Gilbert, autor de «Maniac Mansion» y
padre del SCUMM, el parser creador de aventuras gráficas de Lucasfilm, es de su
sentido de la oportunidad y de su visión casi paranormal de los gustos y
apetencias de los usuarios. Un buen ejemplo de ello lo constituye este clásico
de las aventuras por ordenador, que responde al nombre de «The Secret of the
Monkey Island». Es un hecho constatable que las aventuras en el Caribe de los
tiempos coloniales siempre han sido del agrado del público de todas las edades
(¿quién no ha soñado alguna vez con ser pirata?). Por otra parte, las
historias de fantasmas permanecen en la leyenda de todas las generaciones
humanas desde tiempos inmemorables. Entonces, ¿por qué no hacer una aventura
gráficas basada en las aventuras de un aprendiz de pirata que debe hacer frente
a toda una banda de piratas fantasmas? Efectivamente, así nació «The Secret
of the Monkey Island», y, como no podía ser de otra forma, enseguida se
convirtió en todo un éxito para el gran público.
Es
realmente complicado desenmascarar el secreto que se esconde tras las velada
niebla de la misteriosa "Isla del Mono", y no hablamos precisamente
del verdadero secreto que da pie a la aventura, para el cual es necesario
completar también la segunda parte del juego. El secreto al que hacemos
referencia es precisamente el que hace de esta aventura una experiencia
inolvidable, donde el recuerdo de las situaciones vividas perdura con el paso
del tiempo. Quizás todo se deba a los inspirados gráficos, los primeros en VGA
para una aventura de Lucasfilm, que mantienen una elevada belleza artística, o
a las divertidas y disparatadas acciones que hay que realizar, capaz de forzar
una sonrisa al más pintado. Sin embargo, los aspectos más elaborados del juego
son, sin duda, el refinado argumento, la inteligencia de los puzzles y los
ingeniosos diálogos, que producen un cóctel caribeño irresistible para
cualquier aventurero dispuesto a pasearse por el Caribe del siglo XVI.
La
acción tiene lugar en dos islas diferentes, la Isla Meleè y la famosa Monkey
Island, aunque tampoco conviene olvidarse de las controvertidas peripecias que
hay que sufrir para gobernar un barco pirata cuando la tripulación decide
amotinarse. En el transcurso de la aventura, la libertad de movimientos es
total, ya que es posible resolver los rompecabezas en distinto orden, e incluso
de varias formas diferentes. Acciones tan disparatadas como ganar un combate a
espada mediante insultos, actuar de hombre-bala en el circo, utilizar un pollo
de goma como polea o encontrarle la utilidad a un recoge-plátanos automático,
convierten a esta aventura en toda una pequeña joya altamente recomendable para
todos aquellos que quieran pasar un buen rato frente su ordenador.
Técnicamente, «The Secret of the Monkey Island» ya ha sido superada por las
mastodónticas aventuras de hoy en día, pero, desde un punto de vista
argumental, de diversión y desarrollo, aún sigue siendo una de las mejores
aventuras de todos los tiempos. Simplemente imprescindible.
ARGUMENTO
El
día en el que Guybrush Threepwood desembarcó en la Isla Meleè, con la firme
intención de convertirse en pirata, seguramente no imaginaba lo que se le iba a
venir encima. De haber sido así, quizás habría elegido otra ocupación menos
arriesgada, como la de lustrador de patas de palo o vendedor de parches para el
ojo.
Y es que la tarea de convencer a los Jefes
Piratas para ser admitido en el gremio de la piratería, se presentaba
condenadamente difícil. Tres eran las complicadas pruebas que tenía que
superar: encontrar un tesoro escondido, robar una valiosa estatua en la mansión
de la Gobernadora, y vencer al Sword Master en un duelo a vida o muerte. Con la
mejor de las predisposiciones, Guybrush se dispuso a enfrentarse con cada una de
ellas. Todo habría salido bien sino llega a ser por la repentina aparición,
cuando el objetivo ya estaba casi cumplido, del malvado pirata fantasma LeChuck,
que secuestra a la bella gobernadora y se la lleva a su escondite secreto, en
la misteriosa Monkey Island. Como todo buen pirata enamorado, Guybrush deberá
comprar un barco y reclutar una tripulación competente para lanzarse en busca
de su arrebatado amor. Pero sus bolsillos vacíos no contienen ni un sólo
doblón, y los piratas de Melee tiemblan cada vez que se pronuncia el nombre de
LeChuck. Sólo después de sudar sangre y agudizar el ingenio, Guybrush
conseguirá el medio de transporte y la tripulación necesaria. Ya en Monkey
Island, a la que sólo se puede llegar mediante la elaboración de un antiguo
hechizo vudú, los problemas vuelven a multiplicarse, y de nuevo hay que afilar
las neuronas para sacar algún provecho de los caníbales, tratar con un
naufrago medio chiflado e introducirse en las entrañas de la tierra, donde se
esconde el temible pirata y toda su tripulación de muertos vivientes. Sólo con
ayuda de la magia negra, podrá el incauto Guybrush encontrar el remedio para
matar a un muerto, antes de que la fatídica boda se produzca.
Sin
embargo, esto es sólo un simple bosquejo de lo que se esconde dentro de uno de
los guiones más conseguidos que se han visto en una aventura gráfica, al más
puro estilo de Hollywood. Todo el argumento se desarrolla de una manera fluida,
calibrando en todo momento la acción para que en ningún momento se vuelve
pesada o frustrante. Los puzzles son ingeniosos, equilibrados y de dificultad
variable, sin llegar a ser desesperantes. Nada es lo que parece y,
continuamente, cuando parece que todo está resuelto, aparecen nuevos
escenarios, nuevas situaciones y nuevos personajes que complican todavía más
el disparatado embrollo que envuelve toda la aventura. Los toques de humor se
suceden a un ritmo constante, y los divertidos e imaginativos diálogos,
permiten que todo el mundo sea capaz de disfrutar con esta deslumbrante aventura
gráfica.
Ver
solución de The Secret of Monkey Island
Monkey Island II
COMENTARIO
"Lo
imposible, lo hacemos de inmediato. Los milagros tardamos un poco más".
Esa parece ser la consigna que cumple a rajatabla la todopoderosa compañía
Lucasfilm, ahora convertida en LucasArts, a la hora de presentarnos productos
cada vez más apetecibles.
Efectivamente,
tuvimos que esperar un año para que se produjera el milagro de sobrepasar a
toda una gran aventura como era «The Secret of the Monkey Island». «The
Secret of the Monkey Island II» mejoraba lo inmejorable presentando más
chistes, más humor retorcido, mejores gráficos y una mayor sofisticación en
el desarrollo. No en vano nos encontramos ante la aventura que ha servido de
espejo al resto de sus competidoras, durante los últimos tres años. En todo
este tiempo, «The Secret of the Monkey Island II» se ha convertido en un
estándar a imitar, tanto por su calidad artística, difícil de superar, como
por su perfecta estructuración argumental, donde todavía se sigue manteniendo
en cabeza. Como en una película de Woddy Allen o en corto de Charles Chaplin,
las situaciones cotidianas se vuelven extravagantes y divertidas cuando se las
hace pasar bajo el filtro de la genialidad reencarnada en los diseñadores y
programadores del juego. Situaciones tan estrafalarias como el viaje en ataúd
por el pantano, el concurso de escupitajos o las escenas del muñeco vudú, ya
permanecen en el recuerdo de todos los aventureros gráficos.
Y
es que todos los aspectos relacionados con el desarrollo de los acontecimientos
se han pulido hasta el más mínimo detalle. Así, no es posible hablar de
puzzles independientes que se suceden a lo largo del juego, como suele ocurrir
en aventuras poco evolucionadas, sino que más bien se trata de un gigantesco
rompecabezas que envuelve a toda la aventura, estratificado en varios niveles
para dar lugar a las distintas situaciones, pero donde todos los enigmas están
relacionados, mezclándose unos con otros para crear un universo propio donde
todas las piezas encajan perfectamente.
El juego está dividido en cuatro grandes zonas:
en la Isla Scabb, el protagonista Guybrush Threepwood tendrá que fabricar un
muñeco vudú para "incordiar" al matón de turno que tiene
atemorizados a todos los piratas. En las islas Phatt y Booty deberá encontrar
los cuatro trozos del mapa del tesoro Big Whoop, para viajar a la fortaleza de
LeChuck y finalmente a la Isla Dinky, donde está enterrado el tesoro, objetivo
primordial de la aventura. En cada una de las zonas tenemos una libertad total
de movimientos, y podemos resolver los principales obstáculos en cualquier
orden, de forma que es casi imposible quedarse atascado en un determinado
problema. El nivel de sofisticación es tan alto, que no habrá ni un segundo de
descanso, viajando continuamente de isla en isla, relacionándonos con
extravagantes personajes y avanzando poco a poco, en varios frentes, hasta
conseguir los objetivos secundarios que nos acerquen a la meta final.
Para
llevar esto a cabo, no basta con realizar las acciones a las que estamos
acostumbrados en la mayoría de las aventuras. En «The Secret of the Monkey
Island II» todo es mucho más sofisticado, y también más divertido. Aquí no
es suficiente con encontrar un determinado objeto y usarlo en el lugar apropiado
para conseguir superar las dificultades. La mayoría de las veces habrá que
realizar toda una serie de acciones encadenadas hasta conseguir el objeto final.
Por ejemplo, en un determinado momento, descubrimos que es necesario obtener una
caña para alcanzar un trozo de mapa que, tras infinidad de peripecias, ha ido a
parar al fondo de un acantilado. Para conseguir la caña, hay que superar en un
concurso de pesca al pescador que la posee. Para conseguir el pescado gigante y
ganar el concurso, es necesario colarse en la cocina de la mansión de la
Gobernadora. Para colarse en la cocina, hay que llamar la atención del cocinero
haciendo un poco de ruido. Después, para alejarlo de la cocina, hay que... En
fin, esto es sólo una pequeña muestra de lo que nos espera. Acciones tan
importantes como la manipulación de los objetos y la utilización de unos con
otros tienen un papel primordial, al igual que la relación con los distintos
habitantes de las islas.
Gracias
a los divertidos y originales diálogos, todos los personajes están dotados de
una personalidad propia, que influye notablemente en las decisiones que sobre
ellos debemos tomar. Sólo gracias a lo que ellos nos cuenten, y a lo que
podamos deducir de la simple observación de su comportamiento, podremos obtener
algo a cambio. Como complemento a tal derroche de imaginación y buen hacer,
tenemos unos gráficos sencillamente maravillosos, donde los fondos que dan vida
a la aventura son de una belleza pocas veces vista en un ordenador. Además, es
en esta aventura donde LucasArts estrena su nuevo sistema de generación musical
llamado iMUSE, con el que las pegadizas melodías se ajustan automáticamente a
la acción, de forma que la música se ralentiza cuando no sucede nada especial,
cambiando de ritmo o de tipo de música en los momentos cumbres. Y es que, para
la mayoría de los entendidos en estos temas, «The Secret of the Monkey Island
II» es, posiblemente, la mejor aventura de todos los tiempos. Nosotros no vamos
a ser tan categóricos, entre otras cosas porque, cuando se habla de aventuras
gráficas al más alto nivel, todo se reduce a una cuestión de gustos. Lo que
sí está claro es que ninguna aventura puede considerarse la mejor, hasta que
no ha sido comparada con «The Secret of the Monkey Island II», y creednos,
sólo un puñado de ellas han podido soportar semejante comparación.
ARGUMENTO
Las
cosas no quedaron nada claras en «The Secret of Monkey Island». Guybrush
Threepwood consiguió el amor de la gobernadora Marley, es cierto, pero el
secreto que se esconde en lo más profundo de la Isla del Mono nunca nos fue
desvelado. Ahora que las relaciones con la bella Elaine se han enfriado y
Guybrush ya es un pirata de prominente barba, hecho y derecho, es necesario
buscar nuevos desafíos, nuevas razones por las que despertarse cada mañana.
Así fue como Guybrush llegó a la Isla Scabb en
busca del famoso tesoro Big Whoop, cuyas fabulosas riquezas permanecen en la
memoria de cualquier pirata que se precie. Sin embargo, en la mencionada isla
sólo encontró un puñado de bucaneros atemorizados por un pintoresco bandido
llamado Largo Lagrande, que, en su tiempo, había sido la mano derecha de
LeChuck. Para poder salir de la isla, Guybrush debe entregar a la hechicera del
pantano cuatro ingredientes necesarios para fabricar un muñeco vudú: algo de
la cabeza de Largo, algo de su ropa, algún líquido de su cuerpo y algo
perteneciente a sus antepasados. Después de muchas peripecias, Guybrush
consigue el ansiado muñeco, pero su probada ineptitud sólo le sirve para que
Largo recupere un pedazo de barba de LeChuck, con el que podrá resucitar el
cuerpo podrido del pirata, enterrado en lo más profundo de una fortaleza
escondida en medio del Caribe.
Sabiendo que LeChuck volverá en busca de
venganza, la hechicera le aconseja localizar el mencionado Big Whoop, pues ese
fabuloso tesoro contiene el arma necesaria para combatir a LeChuck. De esta
forma, después de conseguir un poco de dinero trabajando de cocinero, Guybrush
consigue salir de la isla y llegar a otras dos, la Isla Phatt, gobernada por un
tirano dictador, y la Isla Booty, hogar de la amada gobernadora Marley.
Gracias a un libro que le entrega la hechicera,
descubre la existencia de un mapa que indica la localización exacta de la isla
Dinky, el lugar donde está enterrado el Big Whoop. Por desgracia, el mapa fue
dividido en cuatro trozos que guardaron cada uno de los cuatro piratas que lo
enterraron, antes de seguir su propio camino. Sólo después de ganar un
concurso de escupitajos, colarse en la fiesta de disfraces de la Gobernadora,
realizar un incómodo viajecito a pulmón descubierto hasta las profundidades
del mar, escapar de la cárcel del dictador Phatt, y otras innumerables
peripecias, Guybrush podrá contar con los cuatro trozos en su poder. Pero
entonces, todavía tendrá que rescatar a su amigo el cartógrafo, encerrado en
la fortaleza de LeChuck, viajar a la isla Dinky, encontrar el tesoro, y
después... Después llegará el enfrentamiento final con el cadáver viviente
de LeChuck, y, quién sabe, sólo quién sabe, el secreto de la Isla del Mono
quedará por fin al descubierto.
Ver
solución de The Secret of Monkey Island II
Monkey Island III
INTRODUCCIÓN
THE COURSE OF MONKEY ISLAND ¡RECOMENDADO!
Por Eva Gancedo
Hola
aventureros, puesto que mi afición por las aventuras gráficas comenzó con la
serie Monkey Island, me siento en la obligación de hablaros sobre las últimas
aventuras de nuestro personaje ya conocido Guybrush Threepwood en su continua
lucha con el temible pirata zombi Le Chuck. Desde mi modesta opinión esta
tercera parte de Monkey Island constituye una de las mejores aventuras gráficas
a las que he jugado. El juego posee las mismas características que sus
predecesores The Secret of Monkey Island (1990) y Monkey Island II: La venganza
de Le Chuck (1992). En esta tercera parte, una vez más, tenemos que ayudar a
nuestro héroe a anular la maldición que a convertido a su amada Elaine en una
estatua de oro. A lo largo del juego vamos pasando por diversas pantallas a cual
mejores. Creo que contiene todos los ingredientes para atraparte hasta el final:
unos gráficos impresionantes (de película), un diálogo más que divertido e
ingenioso y un excelente ambiente musical. A ello hay que añadir la no
demasiada dificultad del juego, los puzzles que se nos van apareciendo tienen
bastante lógica y no hay que romperse mucho el coco para encontrar las
soluciones. El juego tiene dos niveles de dificultad, o sea, que si no te
atreves con la versión más complicada, empieza por la más facilita (es lo que
yo hice).
La
interfaz es similar a la utilizada en otro famoso juego de Lucas Art Full
Throttle. Cuando quieras interactuar con un personaje u objeto, sólo tienes que
quedar pulsado el ratón y enseguida verás un menú en el que puedes
seleccionar utilizar tus manos, tus ojos o tu boca.
Para este
último juego de la serie necesitarás un Pentium 60 con 16 Mb de RAM y Windows
95.
Sólo decir que espero con ansia una IV parte de
este divertido juego.
Saludos cordiales,
Eva
Un momento, aún no me he ido. Una
sorpresa más, por si os quedáis atascados aquí va la solución, pero sólo
usarla en caso de verdadera necesidad (haced trabajar un poco vuestras mentes
¿eh?...)
Ver
solución de The Curse of Monkey Island
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