Pterodactiloides
Los pterodactiloides,
que significa tipo con dedos alados, eran un suborden de reptiles de orden de
los pterosaurios.
Tras el Jurásico empezó
el período Cretácico. Era más cálido y el nivel de los mares subió hasta
cubrir gran patas de la tierra emergida. Los continentes derivaron lentamente
por la superficie del planeta, chocando y dando lugar a elevadas cadenas
montañosas. Los pterodactiloides sacaron el máximo partido de la nueva
situación.
Había muchas especies
distintas de estos pterosaurios, pero todas tenían dos características
comunes: cola corta y alas largas y estrechas.
Desde lejos debían de
parecer aves planeadores, como gaviotas o albatros. De hecho, durante el
Cretácico fueron haciéndose más abundantes las aves. Por un tiempo,
compartieron los cielos con los pterosaurios.
Los pterodactiloides
aumentaron de tamaño durante este período. También mejoraron el vuelo y el
planeo.
Para ahorrar energía,
planeaban hasta largas distancias sin batir las alas. Las corrientes de aire
caliente que subían de las laderas de colinas y montañas los transportaban
como si fueran planeadores modernos. Otros planeaban por el vasto océano y
desarrollaron extraños picos para alimentarse de placton,
que son animales marinos
minúsculos, peces o moluscos costeros.
Este grupo de
pterosaurios se diferencia porque es el grupo más reciente. Tenían pocos
dientes o ninguno. Tenían la cola muy corta y más de la mitad tenían cresta.
Anurognathus:
Tenía los dientes en forma de gancho, un cuerpo pequeño y los músculos de
las alas muy fuertes. Era un volador rápido y probablemente cazaba grandes
insectos voladores, como
hacen los actuales
murciélagos. Los expertos creen que los insectos consistían su dieta.
Batrachognathus:
Significa mandíbula de anfibio.
Este pequeño pterosaurio
tenía el tamaño de una
corneja. Podía posarse en las ramas usando sus cuarto extremidades.
Cearadactylus:
Las enormes alas de este reptil volador, ensombrecían los cielos. El
pterosaurio tenía largas mandíbulas erizadas de dientes y sobrevolaba los
mares, en los que capturaba peces. Medía 4 metros de envergadura. Vivió en el
Cretácico inferior, en Brasil.
Germanodactilus:
No todos los pterosaurios podían vivir en las tierra. Algunos como éste
probablemente era arborícola, y se desplazaba como los actuales murciélagos
frugívoros, que se alientan de fruta,
colgados cabeza abajo y agarrándose de las ramas.
Tenía unas uñas muy fuertes, que usaba para agarrarse a los troncos de
los árboles y trepar por ellos. También las utilizaba para colgarse de las
ramas cabeza abajo. Para volar, probablemente abandonaría la rama a la que
estaba
enganchado y se dejaría
caer, antes de mover las alas para permanecer en el aire.
Gnathosaurus:
Tenía una cabeza muy grande, por lo que habría caído de bruces si hubiera
intentado caminar con dos patas.
Además esta cabeza era larga y con una pequeña cresta. No pudo haberse arrastrado como un
murciélago, ya que se alimentaba en el agua y podía ahogarse. Es probable, en
cambio, que caminara con las patas en el agua, manteniendo los largos huesos
de las alas en alto, detrás de su cuerpo, mientras se apoyaba en las patas
delanteras. Para volar, como tenía unas alas enormes, las extendía, dejando
que las corrientes de aire lo elevaran.
Pteranodon:
Es un género de reptiles voladores, del orden de los pterosaurios, que
vivieron durante el Cretácico, y alcanzaban hasta 8 metros de envergadura.
Carecía de cola, al cabeza esta más anchas que en las formas jurásicas, con
una prolongación posterior a modo de cresta y sin dientes. Sus patas eran tan
débiles que se
duda de que pudiesen andar por el suelo.
Pterodactylus:
Significa dedos alados. Pequeñas bandadas de
este pterosaurio
pudieron haber recorrido las playas, como las actuales aves marinas.
Introducían sus largas y estrechas mandíbulas en la arena para encontrar
gusanos, crustáceos y moluscos, y usaban sus afilados dientes de la parte
delantera de la boca para atrapar escurridizos gusanos, escarbando en la
arena y en el barro. Quizá también pescara peces y comiera insectos. Vivió en
el Jurásico superior.
Pterodaustro:
Era del tamaño de una gran gaviota. Tenía dispuestos en la mandíbula
inferior unas 1.000 cerdas, que usaba para filtrar los animales microscópicos
que pueblan las aguas. Su mandíbula superior, delgada, tenía dientes mucho más
cortos, que usaba para desmenuzar la comida. Se alimentaba en aguas poco
profundas, y reposaba sobre sus patas delanteras mientras filtraba el agua
para obtener alimento. Vivió en el Cretácico inferior.
Pteranodon:
Es un género de reptiles voladores, del orden de los pterosaurios, que
vivieron durante el Cretácico, y alcanzaba hasta 8 metros de envergadura.
Pteranodon:
Tenía una gran cresta en la parte posterior de la cabeza, que seguramente
le ayudaba a mantener el equilibrio.
Con un pico tan
grande y pesado, necesitaba el peso de la cresta para
equilibrarse hacia atrás. Algunos expertos creen que
la parte ósea de
la cresta hacía las veces de mástil. Posiblemente le colgaba una aleta de
piel, que habría hecho devela o timón para dirigir el vuelo. Su largo
pico desdentado era como una pala para coger los peces a la vez que planeaba
sobre el mar con sus alas anchas. Además, el pico estaba diseñado para
almacenar pescado, como el pelícano actual. Carecía de cola, la cabeza era más
ancha que en las formas jurásicas, con una prolongación posterior a modo de
cresta y sin dientes. Sus patas eran tan débiles que se duda que pudiesen
andar por el suelo.
Alcanzaba entre 7 y 8 metros de
envergadura y vivió durante el Cretácico.
Pterodactylus:
Daba el nombre al grupo de los Pterodactiloides. Tenía un gran cerebro con
amplias zonas para controlar el vuelo. Sus grandes ojos le servían para
divisar mejor la comida desde el aire. Tenía fuertes huesos pectorales con
objeto de controlar los músculos que controlan los músculos de las alas.
Algunos
pterosaurios batían las alas; otros simplemente planeaban. Con sus huesos
huecos divisaba mejor la comida desde el aire. Pequeñas bandadas pudieron
haber recorrido las playas, como las actuales aves marinas. Introducían sus
largas y estrechas mandíbulas en la arena para encontrar gusanos, crustáceos y
moluscos, y usaban sus afilados dientes para atrapar escurridizos gusanos.
Quetzalcoatlus:
Significa serpiente con plumas. Recibe el nombre de un dios indio de
la mitología americana. Este nombre no es muy adecuado, ya que si bien algunos
pterosaurios estaban cubiertos por un pelaje suave, ninguno tenía plumas.
También es posible que su nombre derive del quetzal, un ave. Vive en las
cálidas y húmedas selvas de las montañas de América Central. El macho es de un
color verde intenso, con el pecho escarlata, el dorso dorado y azul cobalto, y
unas espléndidas plumas verdes de 75 centímetros de longitud en la cola. El
quetzal era un ave sagrada por los aztecas, que le arrancaban cuidadosamente
las plumas de las cola para usarlas en las ceremonias. Las plumas volvían a
crecer pronto. Es actualmente el ave nacional de Guatemala, Centroamérica.
Volviendo al pterosaurio, fue uno de los últimos pterosaurios alados y el
mayor animal que jamás a volado sobre la Tierra. Sus primeros huesos fósiles
se descubrieron en 1.971 y provocaron gran expectación. ¿Cómo podía volar un
animal tan grande? ¿Cómo vivía? ¿Y por qué murió? Douglas Lawson encontró el
primer hueso en las rocas del Cretácico del parque Big Bend, en Texas, EE.UU.
Cuando llueve allí, la blanda roca de disgrega dejando al descubierto muchos
fósiles. Lawson se fijó en unos trozos de hueso que descendían por el frente
de un acantilado. Los siguió hasta arriba y encontró un hueso fósil de 1 metro
de longitud que sobresalía de la roca. Extrajo una parte y se lo llevó a su
profesor. Wann Langston, el profesor de Lawson en la Universidad de Texas,
comprendió que el hueso pertenecía a un reptil volador, un pterosaurio. Era
hueco y de paredes finas, y por lo tanto muy ligero, pero su tamaño resultaba
increíble. Tomando como proporción el hueso del ala, Langston calculó que la
envergadura de este animal era de unos 15 metros. Él y Lawson se apresuraron a
regresar al yacimiento, esperando desenterrar el resto de este monstruo
volador. Encontraron otras partes del ala, pero poco más. El enorme animal fue
llamado Quetzalcoatlus. Langston inspeccionó el yacimiento durante años
y encontró muchos fósiles parecidos, pero más pequeños, quizá de crías o de
una especie menor. Su envergadura resultó ser inferior a lo que se creyó al
principio, era de unos 11 metros. El reptil probablemente pesaba unos 80
kilos, casi lo mismo que un adulto humano corpulento. Los huesos de las patas
delanteras tenían salientes, donde se fijaban los músculos del pecho que
accionaban las alas. Los huesos del extremo de éstas tenían forma de T, como
codales, para soportar la tensión del aleteo. Era muchísimo mayor que el ave
actual de mayor envergadura, el albatros viajero, que mide 3 metros y medio y
pesa menos de 10 kilos. El albatros viajero actual planea sobre el mar durante
la mayor parte de su vida y casi nunca bate las alas. Un moderno ultraligero
con hélice tiene una envergadura similar a este animal, pero pesa unos 900
kilos , o sea 10 veces más. Un planeador moderno tiene una envergadura aún
mayor, pero pesa tres o cuatro veces más. Al parecer, representaba el límite
de tamaño para un animal volador. Pero ¿estamos seguros de que volaba?
Probablemente muchos pterosaurios se alimentaban de peces, pero éste no vivía
cerca del mar o de grandes lagos. Tampoco tenía dientes afilados, como sus
parientes, sino un largo y estrecho pico desdentado y con un reborde en la
parte superior. Los huesos del cuello eran muy largos y estaban soldados, lo
que significa que no podía doblarlo fácilmente. Entonces, ¿qué comía? Una
posibilidad es que fuese un carroñero, como los cóndores y los buitres
actuales. Muchos grandes dinosaurios vivían en la misma zona de América del
Norte en el Cretácico. Quizá los acechaba planeando por las llanuras. En
cuando veía a un animal moribundo, se lanzaba en picado para desgarrar el
cuerpo. Quizá también, cuando un Carnosaurio, dinosaurio carnívoro grande, se
marchaba tras saciarse con su presa, se presentaba rápidamente y picoteaba el
cadáver con su largo pico, manteniendo el cuello rígido. Con el estómago
lleno, habría tenido más problemas aún para despegar. Estaría a merced de
Carnosaurios y otros grandes cazadores carroñeros. El buitre actual está mejor
preparado para este tipo de vida. Tiene su cuello flexible, y con su afilado
pico y sus garras puede defenderse de los depredadores. Quizá usara su largo y
afilado pico para hurgar en el barro de las orillas de los ríos en busca de
camarones y cangrejos de agua dulce. Pero su gran cuerpo podía quedar atrapado
en el lodo. Quizá vivía cerca del mar y emigraba con los polluelos desde su
zona de cría, en el interior, hasta la costa. Aún quedan preguntas sobre este
pterosaurio; para ello sería útil encontrar más fósiles. Vivió hace unos 66
millones de años, en el final del período Cretácico.
Tropeognathus:
Significa quilla con mandíbula. Los pterosaurios eran reptiles
voladores que surcaban los cielos en el período Cretácico, cuando los
dinosaurios recorrían la tierra. Fueron las mayores criaturas voladoras que
han existido. En la región donde se encontró este pterosaurio, se han
encontrado fósiles de pterosaurios muy distintos. El Tropeognathus es
uno de los mayores pterosaurios descubiertos hasta ahora. Su envergadura
superaba a la longitud de un elefante, y proyectaría una gran sombra mientras
revoloteaba sobre las olas en busca de peces y calamares con que alimentarse.
Fue bautizado así por la forma redondeada de la
extraña cresta
ósea de su mandíbula, que se parecía mucho a laquilla de una embarcación. Esta
forma pudo haberle ayudado a equilibrar el largo cuerpo y para deslizarse
cuando se lanzaba en picado para capturar peces. Pudo haber utilizado sus
grandes alas para batirlas brevemente, pero estaban mejor adaptarlas para el
planeo. Como un moderno planeador, aprovecharía las corrientes ascendentes de
aire cálido para mantenerse en el aire. Sus únicos fósiles descubiertos son un
cráneo completo y una mandíbula inferior. La cresta y los dientes del cráneo
no eran iguales a los de la mandíbula, de modo que los expertos decidieron que
los fósiles pertenecen a dos especies diferentes, que llamaron
mesembrinus
y robustus. En sus largas mandíbulas se alineaban dientes agudos,
apropiados para comer peces. Probablemente despedazaba su presa con los
dientes anteriores, las y fuertes. En su pico podía tener varios peces a la
vez. Tenía un cuello largo y flexible. Precisaba ser capaz de moverlo con
facilidad y rapidez para capturar peces, de movimientos ágiles. Ese cuello
hubo de ser muy robusto: en efecto, necesitaba contar con fuertes músculos en
esa parte del cuerpo, a fin de poder capturar con el pico peces bajo el agua.
Medía 6 metros de envergadura. Vivió hace unos 120 millones de años, a
comienzos del Cretácico, en Brasil.
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