Anatotitan
Anatotitan: Significa pato
gigante. En las fértiles tierras bajas donde vivía había montones de
sabrosos matorrales. Las marismas y los ríos abundaban en la región, pero
prefería buscar su alimento en tierra firme. Era tan largo como tres coches
en fila y pesado como un rinoceronte, equivalente a 2 toneladas. Debido a su
tamaño era demasiado lento para vencer a los rápidos carnívoros a la
carrera, por lo que posiblemente se zambullía en aguas poco profundas para
escapar. Los dedos de sus patas delanteras estaban unidos por una membrana
formada de piel. Parecía llevar mitones, y en el agua usaba las patas
delanteras como aletas. Con su ancho pico sin dientes, podía recoger grandes
bocados de comida. Cortaba las ramas duras con el borde del pico córneo,
afilado como el de las tortugas. En la zona posterior de su boca, hasta mil
fuertes dientes le ayudaban a masticar las ramas y piñas ablandándolas lo
suficiente para engullirlas. A diferencia de otros hadrosáuridos, no tenía
cresta en la cabeza. Su hocico comprendía la mitad de la longitud del rostro
aplanado. Tenía pequeños dientes en forma de rombo. Por sí solos parecían
débiles y quebradizos, pero en el interior de su boca había cientos de estos
pequeños dientes pegados unos a otros por una especie de cemento óseo. Así
se creaba una vasta superficie irregular que actuaba como una piedra de molino
para triturar las plantas. Como el Hadrosáurido Anatosaurus carecía
de cresta tubular en el cráneo. En cambio, tenía una especie de bolsas a los
lados de la cara. Es posible que pudiera hincharlas como hace el elefante
marino con las partes blandas de su hocico. El resultado era probablemente un
fuerte bramido que ahuyentaba a los intrusos. Algunos hadrosáuridos tenían
pliegues de piel que podían hincharse como globos. Otros tenían crestas
tubulares huecas, que normalmente se comunicaban con las fosas nasales y el
dinosaurio podía emitir sonidos o llamadas a mayor volumen. Quizá lo hacía
para desanimar a los rivales, o fuera su manera de saludarse. Pasaba la mayor
parte del tiempo en tierra firme, y no siempre podía zambullirse a tiempo a
tiempo en el agua para huir de los depredadores, pero empleaba sus
desarrollados sentidos para anticiparse al peligro. Tenía ojos grandes y
probablemente divisaría a un depredador al acecho desde cierta distancia.
También utilizaba su agudo oído como dispositivo de alarma. Algunos
científicos creen que este y otros hadrosáuridos poseían también un buen
olfato. Quizá buscaba seguridad en la compañía de otros, hay pruebas de que
este y otros hadrosáuridos se desplazaban en grupos. Estudiando las pisadas y
la dirección de las huellas, los científicos han descubierto que un gran
número de individuos del mismo grupo se desplazaba a la vez. Probablemente,
no abandonaría voluntariamente la seguridad del rebaño. Medía hasta 12
metros de longitud. Vivió en el Cretácico superior, en Norteamérica.