Aunque Fomento cumpla su promesa de implantar una tarifa plana para los internautas
españoles queda un problema por resolver: cómo harán frente los proveedores al pago de
sus líneas de comunicación.
Actualmente, un proveedor alquila un determinado caudal de salida a Internet, que luego
subarrienda a sus clientes. El alquiler de un caudal garantizado de 64Kbps cuesta la
friolera de 150.000 ptas. al mes y es capaz de aguantar el tráfico de unas decenas de
internautas con módem de 33,6Kbps o 56Kbps. -siempre que todos ellos no se conecten a la
vez-. En estas condiciones, el proveedor puede cobrar 1.500 o 2.500 ptas mensuales al
usuario, con las que pagará el coste del alquiler del caudal y además ganará algo de
dinero.
Sin embargo, las cuentas no cuadran si en el futuro que pinta Fomento los módem ADSL
de los internautas devoraran caudales de 256Kbps o 2Mbps.
Esta situación obligará a los proveedores a alquilar más caudal a las operadoras y
ese coste repercutirá, una vez más, en los internautas. Esto puede hacer necesario un
descenso en los precios de las líneas de comunicación, para poder hacer frente a un
incremento que desde Fomento se considera "50 veces mayor". De otra forma, los
proveedores se verían obligados a cobrar a los internautas el coste de un caudal de
5Mbps. Un coste que podría duplicar el precio de la tarifa plana telefónica.
Los proveedores de Internet consultados por EL MUNDO han declarado que será necesaria
una "readaptación" de su infraestructura para poder hacer frente a los
"anchos de banda" de la nueva tecnología. Los proveedores tendrían que ampliar
su capacidad, volver a segmentar ese ancho de banda y ese coste repercutiría en sus
clientes. En el caso de la oferta de 2Mbps, por ejemplo, el coste que los proveedores
tendrían que cobrar al usuario final sería insostenible para un internauta de a pie.
Pero no acaban aquí los problemas. La ventaja de la tecnología ADSL es que puede
alcanzar grandes velocidades sobre las líneas telefónicas convencionales, que
actualmente están mayoritariamente controladas por Telefónica. "Esta tecnología se
basa en el cobre, y el cobre es de Telefónica", asegura uno de los proveedores
consultados, que ve en la oferta una maniobra de la operadora para hacerse con el mercado
de Internet en el futuro.
Sin embargo, cabe preguntarse por qué las asociaciones de proveedores reunidas con
Villar el pasado miércoles no pusieron el grito en el cielo ante la oferta que el
secretario de Comunicaciones quería hacer llegar a los internautas.