Los MP3 aseguran una calidad de reproducción de 44 KHz, la misma que ofrecen los CD de
audio convencionales, pero ocupando mucho menos espacio. La transición de un track de CD
a un fichero WAV manteniendo la calidad original intacta genera en nuestro disco duro un
fichero de varias decenas de megabytes; usando la compresión MPEG, se puede conseguir la
misma calidad pero con una decena parte menos de espacio (alrededor de 1MB por minuto de
audio).
¿El truco? Los sofisticados algoritmos de compresión de este sistema, que no es ni
más ni menos que una evolución del que utilizan los DVDs para meter una película en un
simple CD.
Para reproducir un fichero MP3 no es necesaria un máquina demasiado potente, basta con
un Pentium a 100 MHz, una tarjeta de sonido, una par de altavoces y un programa
específico. Evidentemente si se desean utilizar otras aplicaciones al mismo tiempo que se
reproduce el MP3 necesitaremos más potencia y memoria, puesto que la descompresión y
reproducción de un MP3 es un proceso informática más que se ejecuta en la máquina y
que consume recursos. La única pega, es que este tipo de ficheros sólo se pueden
reproducir en ordenadores, aunque ya ha sido anunciada una especie de walkman donde es
posible almacenar un determinado número de fichero y oírlos en cualquier parte como si
de una cinta de audio o minidisc se tratara.
La relación entre música e informática no es nueva. Desde hace ya bastantes años
son conocidos los wav, mod, midi o aiff, pero todos adolecen del mismo problema: para
mantener la calidad se necesita mucho espacio. Mientras se tenga disco duro, el problema
no es grave, pero ¿qué hacer si se quiere enviar una composición de 5 minutos al otro
lado del planeta? En formato Wav por ejemplo son varias decenas de megas... Es aquí donde
reside la clave del éxito del MP3. Esa misma composición ocuparía alrededor de 5MB, lo
que hace perfectamente factible su envio por correo electrónico.
Para la reproducción de ficheros MP3 existen multitud de programa específicos en su
mayoría shareware, aunque algunos son incluso freeware. En el mundo PC el más conocido
es el WinAmp, mientras que en las máquinas de la manzana, abundan el MacAmp o el
SoundApp. La importancia de MP3 es tal, que el mismo Media Player de Windows 98 soporta
este formato.
¿Y cómo se crea un MP3? Pues con un PC casero basta. ¡Así de sencillo! Basta
disponer de un ripper y un encoder y listo. Un ripper es un programa que sirve para
transformar las canciones de un CD común en un formato .wav. Dos de los rippers más
populares son el Audiograbber (es shareware y limita el número de canciones que se pueden
codificar a cada sesión del programa) y el CDCopy (25 pesos). Una vez obtenido el fichero
WAV a partir de la fuente original, hay que convertirlo en un MP3, cuando entra en acción
en encoder. Como siempre hay que realizar estos dos pasos, la necesidad de espacio libre
en el disco duro sigue existiendo, pero una vez generado el MP3 final ya se puede borrar
el WAV intermedio que se ha generado.
Cuestiones legales
Por la facilidad de transporte de estos ficheros por Internet, los MP3 están
soliviantando a las discográficas, quienes ven como es posible convertir el último albun
de tal o cual artista (que en copia de CD a CD ocuparía unos 650 MB aproxiamdamente) en
un conjunto de ficheros MP3 correspondiente cada uno a un track del disco- con una
relación de un MB por minuto de audio, lo que hace que el tráfico de los tracks más
populares en Internet sea muy sencillo.
Por esta razón, la Asociación de la Industria Discográfica de los Estados Unidos
(RIAA) ha puesto a los inspectores que tenía y no tenía a navegar 24 horas al día por
la Red a la caza de websites que contengasn MP3 con copias ilegales de material
discográfico registrado. Pero aquí se plantea el dilema moral, la inmensa mayoría de
los sites que ofrecer ficheros MP3 no pretenden lucrar con ellos, sino que los ofrecen
libremente bajo la filosofía de compartir con todos la música que a les gusta.