El RDRAM es el único tipo de memoria que soporta la nueva generación de chips de
Intel -en concreto el chipset 820 que aparecerá en junio-, de manera que para mejorar sus
posibilidades de éxito, Intel ha echado mano de una estrategia que ya le funcionó hace
dos años: "convencer" a los productores de memoria a base de "cash".
Por aquel entonces, el hoy habitual SDRAM, era una rareza, pero la empresa lo adoptó como
pieza elemental para el montaje de sistemas en torno a sus Pentium II y los chipsets EX,
LX y BX.
De momento, la "cruzada" asiática parece que no le ha ido del todo mal a
Intel, ya que se ha metido en el bote a las primera y segunda del ranking mundial de
producción de memoria, es decir, la surcoreana Samsung y a la japonesa Toshiba,
respectivamente. A la primera le han "bastado" 100 millones de dólares, pero la
segunda ha preferido reservarse el dato.
Pero parece que con Mitsubishi el embalo que llevaban los negociadores yankees -con
todo el respeto- se ha frenado en seco; y sino basta con ver las declaraciones de Koichi
Nagasawa, gerente general del grupo de semicondutores de Mitsubishi: "rechazamos la
oferta por estamos capacitados para alcanzar las metas de producción con nuestros propios
recursos"; es decir, que a la tercera no va siempre la vencida.
De todas maneras, y como cucharada de azúcar final, esta empresa japonesa ha asegurado
que deja sus puertas abiertas a futuros acuerdos. Mitsubishi prevé acabar el año con una
producción de 500 mil unidades -el año pasado sacó 100 mil al mercado-.