Daughter of serpents
El SS Dacia acababa de llegar a Alejandría procedente de
Constantinopla. Una gran multitud formada por vendedores, representantes y curiosos se
concentraba frente al barco. Uno de los pasajeros, un hombre ataviado con un fez rojo y
una cartera de mano, descendía por la escalinata del barco cuando, repentinamente, un
árabe se abrió paso entre la multitud y se acercó al viajero.
El desconocido no pronunció ni una palabra. Se plantó
frente al hombre del fez y elevó ante él dos cuchillos que hundió salvajemente en el
pecho de su aterrorizada víctima. Pocos segundos después, la policía del puerto
disparaba contra el asesino sin poder impedir su crimen. Pero, cuando el árabe caía al
suelo, se produjo un fenómeno sorprendente: durante unos segundos las facciones del
hombre se transformaron en las de un gigantesco reptil.
La imagen duró poco, luego, la figura inerte era la del
mismo hombre que había cometido el asesinato.
ALGUNAS OBSERVACIONES
Una de las características de "Daughter of
Serpents" es que no posee una única línea argumental sino varias, dependiendo de
quién protagonice la aventura. El juego contiene seis personajes pregenerados, pero
incluye un potente diseñador con el que crear una personalidad nueva. Para cada
protagonista, la historia será distinta, ya que algunos acontecimientos se desarrollarán
de un modo diferente en función de sus habilidades y capacidades.
Como ya sabéis, el propósito de esta sección es realizar
una descripción lo más completa posible del juego. Para ello, hemos seleccionado a uno
de los seis personajes prediseñados y completar la aventura con él. No obstante,
queremos insistir en que la trama que vamos a explicar a continuación tendrá numerosas
variantes si escogemos otro o decidimos diseñarlo. Las variaciones tendrán lugar, sobre
todo, al comienzo y al final de la historia. Pero, también afectan a multitud de pasos
intermedios e incluso a las personas que conoceremos en nuestro camino.
Para variar un poco con la omnipresencia masculina en los
juegos de ordenador hemos elegido a una mujer. Se trata de Diana Jones, de 26 años, una
joven egiptóloga norteamericana que aspira a doctorarse en esa especialidad. Sin embargo,
no ha podido resistir la tentación de conocer personalmente el país que tanto le
fascina. Sus conocimientos sobre el antiguo Egipto, y especialmente sobre la dinastía de
los Ptolomeos, serán muy útiles para desentrañar los misterios que aparecerán en lo
que parecía una sencilla historia policial.
PRIMEROS PASOS EN ALEJANDRÍA
Una vez en el vestíbulo del Hotel Savoy, Diana se acerca
al mostrador de Emil, el recepcionista, el cual le entrega una nota. La carta es de George
Leyton-Stone, director del museo grecorromano, que le ruega que vaya a verlo a su despacho
lo antes posible. Diana busca la localización del museo en el mapa de Alejandría y se
dirige hacia allí.
El director se ofrece a contactar con las autoridades de El
Cairo y agilizar los trámites necesarios para obtener el permiso de excavación que Diana
necesita. Pero, le ruega que le haga un favor mientras transcurren los escasos días que
tardará en llegar el permiso. Al parecer, varios papiros de incalculable valor de la era
ptolemaica han aparecido recientemente en el mercado negro. Esto significa que alguna
tumba está siendo saqueada sin que lo sepan los investigadores. El director ruega a Diana
que, como persona ajena a los círculos conocidos de Alejandría, investigue el caso y se
ponga en contacto con Bimbashi Cameron, el jefe de policía.
Cameron explica con más detalle la situación a Diana.
Existe un sospechoso, pero, es de nacionalidad griega y las viejas capitulaciones impiden
a las autoridades egipcias detener a un ciudadano griego si no es en presencia de un
miembro de su consulado. Este detalle, junto a la existencia de corrupción entre la
policía, le ha llevado a solicitar la ayuda de un extranjero. Diana dice nuevamente estar
dispuesta a ayudar, de modo que Cameron le explica que la persona de la que sospechan es
una joven viuda griega llamada Ariadne Elytis. Su marido le ha legado un café,
"Jardines del Paraíso", y una oficina dedicada a la importación y la
exportación.
Diana opina que es en este último lugar donde será más
fácil contactar con Elytis. Por tanto, Cameron marca en el mapa la situación de la
oficina y le sugiere que se presente ante la sospechosa, mostrando interés por
manuscritos antiguos, para tenderle una trampa. Si más adelante es necesario mostrar
dinero en efectivo, Diana podrá obtener un cheque en la oficina de los banqueros Cook.
Diana se presenta ante la viuda e inicia la conversación
fingiendo que tiene algunos objetos de gran tamaño para enviar a los EE. UU. En el
momento adecuado, le indica su interés por los manuscritos egipcios y Ariadne se ofrece a
informarse y a avisarla si encuentra algo interesante. Nada puede hacer, de momento,
nuestra amiga, sino esperar. Regresa al hotel y sube a su habitación para pasar
tranquilamente su primera noche en Alejandría.
TRANSACCIONES COMERCIALES
Al día siguiente, Emil reclama la atención de Diana
entregándole una nueva nota que ha llegado a primera hora. Es una breve carta de Ariadne
en la que explica que ha encontrado un objeto de gran interés y la cita, para
mostrárselo, a las once en el bar del hotel. Diana se dirige al lugar del encuentro y,
tras examinar el reloj, decide esperar hasta que sea la hora.
A las once, Ariadne Elytis saluda a Diana desde una de las
mesas del bar. Le cuenta una historia bastante confusa acerca de un hombre que necesita
vender urgentemente un valioso manuscrito para pagar unas deudas y solicita por él
quinientas libras egipcias. Ariadne sugiere a nuestra amiga que reúna el dinero necesario
y cierren el trato a las seis de la tarde en el mismo lugar.
La oficina de Thomas Cook se encuentra frente al hotel. El
empleado de la agencia reconoce a Diana como la persona enviada por Bimbashi Cameron y le
promete enviarla una carta de crédito, por la cantidad requerida, antes de las seis de la
tarde.
A la hora convenida, Ariadne se encuentra en la misma mesa
que ocupaba por la mañana, llevando con ella un objeto envuelto en una tela azul. Diana
se dirige al vestíbulo para que Emil le entregue la carta de crédito y regresa con ella
al bar. Ariadne se muestra dispuesta a cerrar el trato en cuanto obtenga el permiso de
exportación y pide a Diana que le permita examinar la carta de crédito. Pero, en ese
instante, Cameron aparece en el bar en compañía de uno de sus hombres y un miembro del
consulado griego y anuncia a la joven viuda que se encuentra arrestada. Mientras Ariadne
es conducida a la comisaría a pesar de sus protestas, Diana devuelve a Cameron la carta
de crédito. Ésta se ofrece a acompañarlo al museo para examinar el objeto que Ariadne
había traído.
Cameron, Leyton-Stone y Diana se reúnen al anochecer en el
museo. Allí, el profesor muestra el objeto, un recipiente dorado con la forma de un
sarcófago, rodeado por una cabeza de serpiente. También, explica que, en su interior,
había un manuscrito más valioso de lo que imaginaban.
El manuscrito está escrito en griego y dedicado a uno de
los faraones de la dinastía de los Ptolomeos. Se titula "Biblion Kayrukeion"
(El libro del báculo de las serpientes) y habla de Neneferkaptah, hijo único de un
faraón, que recibió una revelación del dios Tot que le llevó a descubrir la
"ciudad de las serpientes". En ella, una gigantesca "serpiente sin
fin" protegía un libro escrito por el propio Tot llamado "El libro que gobierna
el retorno de las estrellas". Según el manuscrito, Neneferkaptah no sólo estudió
la sabiduría de las serpientes, sino que llevó a su mujer para que la engendraran. Tras
destruir al guardián, robó el libro y utilizó uno de los conjuros contenidos en él
para aprisionar a los habitantes de la ciudad, la cual pasó a ser ocupada por sus hijas.
El libro de Tot contenía tres conjuros: invocación, encierro y adivinación.
Cameron recibe una llamada que le obliga a abandonar el
museo. Pero, Diana y Leyton-Stone deciden continuar estudiando el manuscrito. Descubren
que su última sección parece una profecía sobre el fin del mundo. Según ella,
"Cuando las estrellas estén en la posición correcta, la última de las hijas de
Neneferkaptah, Isis, llamará a Tot por el nombre que sólo ella conoce. Entonces, el
mensajero de aquellos que esperan se unirá a ella y comenzará una nueva era. El mundo
será destruido y otro tomará su lugar, regresarán los viejos dioses y sus servidores
tendrán el poder".
Varios destellos de la lámpara de la mesa y una súbita
luminosidad en el pasillo atraen la atención del profesor y Diana. Abandonando el
despacho observan un extraño fenómeno en uno de los objetos del vestíbulo, una
"puerta de los espíritus". Tras un gran resplandor, una criatura emerge hacia
ellos y pronuncia unas extrañas palabras. Diana se siente atraída por una fuerza que le
hace caminar y perder la consciencia.
EL REGRESO DEL OTRO LADO
La siguiente imagen que ve Diana es un subterráneo y un
hombre que la saca de un largo sueño explicándole que está en las catacumbas de Kon Es
Chagaufa. Diana no recuerda cómo llegó allí, su mente está confusa. Pero, consigue
recuperar el control y regresar al hotel. En el vestíbulo, Emil parece sorprenderse al
verla y le ruega que descanse un poco en el bar. Una vez allí, recibe la visita de un
Cameron incluso más sorprendido que el recepcionista. Éste explica a Diana que la noche
en la que estuvieron en el museo no fue el día anterior sino hace tres meses y que, desde
entonces, se la había dado por desaparecida.
Más confusa que antes, Diana escucha las palabras de
Cameron relatando que, tras abandonar el museo y atender la llamada, se dirigió a la
oficina de Ariadne para buscar más objetos antiguos. Lo que encontró en la bodega fue el
cadáver de Yusuf al Raschid, el agente de ventas de Ariadne. Cameron intentó interrogar
a la joven viuda, pero tuvo que regresar al museo. Sus agentes habían descubierto la
muerte de Leyton-Stone y la desaparición del manuscrito y su recipiente. Al regresar a la
comisaría, se encontró con la noticia de que Ariadne había escapado ayudada por un
agente.
Cameron explica a Diana que, en esos tres meses, la han
buscado inútilmente y que, ahora, lamenta que haya sufrido tantas penalidades por su
culpa y le recomienda que abandone Alejandría.
De nuevo sola, Diana regresa al vestíbulo, donde Emil le
indica que le ha preparado la habitación que ocupó antes en espera de que llegue su
barco. Sin embargo, nuestra amiga no está dispuesta a irse sin resolver todos los enigmas
que se acaban de abrir. Así, decide visitar "Jardines del Paraíso", el café
de Ariadne, donde tal vez encuentre noticias suyas.
El exótico local está atendido por un joven árabe. Diana
se acerca a él y le pregunta por el paradero de su ama, pero dice desconocerlo.
Desanimada y viendo que se acerca la noche, Diana regresa al hotel y sube a su
habitación.
EL REGRESO DE ARIADNE
Inesperadamente, Diana recibe una nueva nota de manos de
Emil cuando, al amanecer del día siguiente, abandona su habitación y baja al vestíbulo
del hotel. Es una carta de Ariadne Elytis, que le cita en el café a las nueve de la
noche. Todavía es muy pronto para acudir a la entrevista, de forma que nuestra amiga se
dirige al bar del hotel y decide esperar allí hasta que sea la hora convenida.
A las nueve en punto, Diana se dirige al café y es
nuevamente recibida por el mismo joven árabe, el cual la conduce por una puerta hasta una
especie de almacén. En él, se abre otra entrada secreta camuflada entre los adoquines de
la pared. Diana llega, entonces, a una habitación cubierta de hermosas alfombras y
tapices, donde, sentada sobre unos cojines, la está esperando Ariadne Elytis.
La joven viuda griega explica a Diana que necesitaba hablar
con ella desde que se enteró que había aparecido después de tres meses sin dar señales
de vida. Le dice que era Yusuf Al Raschid, su difunto agente de ventas, el que le había
proporcionado el manuscrito. Según él, procedía de una tumba en el desierto libio.
También, le pide que le cuente todo lo que recuerde y le explica que, investigando la
"puerta de los espíritus" del museo, la había reconocido como la descrita por
Ludwig Prinn en su libro "Misterios del gusano". La criatura que había cruzado
la puerta, se había apoderado del manuscrito, había matado a Leyton-Stone y había
conducido a Diana a su mundo era el mismísimo Tot, el servidor y mensajero de los dioses,
cuyo verdadero nombre era Nyarlathotep.
La conversación entre las dos mujeres se prolonga durante
varias horas. Cuando Diana señala la parte del manuscrito que habla de "Cuando las
estrellas estén en la posición correcta", Ariadne decide estudiar las cartas
astrales de los últimos tres meses. De este modo, podrá averiguar si se ha producido
alguna variación importante en la posición de los astros. Ese estudio le llevará
tiempo, por lo que Ariadne recomienda a Diana que al día siguiente regrese a las
catacumbas. Tal vez allí encuentre algún detalle que explique por qué ella apareció
precisamente en ese lugar. Después, debe volver al café para contarle lo sucedido.
En el momento en el que Diana abandona "Jardines del
Paraíso" ya es noche cerrada, de forma que nuestra protagonista decide regresar al
Savoy y meterse en la cama. Todavía no lo sabe, pero, puede intuir que el día que le
espera va a ser especialmente largo e intenso.
VISITA NOCTURNA AL CEMENTERIO
Al amanecer Diana se dirige nuevamente a las catacumbas de
Kon Es Chagaufa, pero, no encuentra nada especial, aparte de un disco solar grabado en una
de las paredes. Decide, por tanto, regresar de nuevo al café, donde Abdul le conduce otra
vez a la habitación secreta.
Ariadne explica rápidamente a Diana sus descubrimientos.
Estudiando manuscritos antiguos sobre Yuggoth, el noveno planeta del sistema solar,
descubrió que dicho planeta tarda 245 años en realizar un ciclo completo sobre las
constelaciones del zodíaco. Por tanto, ocho ciclos hacen un total de 1.960 años. Y,
¿qué sucedía en el mundo antiguo, exactamente en Egipto, por aquel entonces? Era la
época de Marco Antonio y Cleopatra, el final de la dinastía de los Ptolomeos y la
conversión de Egipto en provincia romana. Marco Antonio y Cleopatra habían sido tratados
como dioses por los de su época. Conocían la profecía del manuscrito porque estaba
escrito en griego, pero, fallaron al intentar invocar a Tot. Ahora, Yuggoth está en la
misma posición que entonces y, tal vez, queden hijas de las serpientes, como fue
Cleopatra hace casi dos mil años, que intenten repetir el proceso.
Después de que Diana le cuenta su infructuosa búsqueda en
las catacumbas, Ariadne explica a nuestra amiga que sabe dónde seguir investigando pero
que deben esperar a que se haga de noche. Así lo hacen y, al anochecer, Ariadne y Abdul
conducen a Diana a una de las tumbas del viejo cementerio.
Aún en el exterior, Ariadne advierte a Diana que no hable
en el interior de la tumba y siga rápidamente todas sus instrucciones. Una vez dentro,
nuestra amiga vacía sobre un incinerador el contenido del saco rojo y del amarillo.
Después de que Ariadne pronuncie un extraño conjuro, repite el proceso con el saco
negro. La invocación tiene efecto y, sobre los vapores que emanan del incinerador, se
materializa la figura del espíritu de Yusuf Al Raschid.
El espíritu del antiguo empleado de Ariadne parece
disfrutar con los juegos de palabras, tanto como lo había hecho en vida. De sus confusas
respuestas, lo único que queda claro es que el camino de Ariadne y Diana debe comenzar
donde terminó el suyo. Nada más puede sacarse en limpio de sus vagas respuestas, de
forma que Ariadne decide salir de la tumba y abandonar el cementerio.
PRIMER VIAJE SUBTERRÁNEO
Ariadne llega a la conclusión de que deben investigar en
el lugar donde fue encontrado el cuerpo de Al Raschid para que, de ese modo, su camino
comience donde el suyo terminó. Por tanto, se dirigen a la oficina de Ariadne y, desde
allí, alcanzan el almacén donde se guardan las mercancías antes de ser embarcadas.
Diana sugiere que la mención que el espíritu de Al Raschid hizo sobre un "lugar
escondido" puede referirse al tráfico de drogas. Sus sospechas se confirman cuando
ambas se introducen en el despacho de Yusuf y examinan unos documentos colocados sobre la
mesa. Éstos, perfectamente legales en apariencia, parecen utilizar las actividades
comerciales de la firma como tapadera para introducir drogas en Alejandría.
Ariadne y Diana bajan a la bodega, el lugar donde fue
hallado, atado a una silla, el cuerpo sin vida de Al Raschid. Diana examina el suelo y
descubre unas hebras de cuerda en el centro de la sala, que revelan la presencia de una
trampilla. Tras retirarla y dejar al descubierto un agujero en el suelo, nuestra amiga
coge un rollo de cuerda y lo ata a la gran columna que sostiene la sala, utilizando la
cuerda tensa para bajar sin peligro por el agujero.
Ante los atónitos ojos de Abdul, Diana y Ariadne, se abre
un vasto mundo subterráneo cubierto por ruinas y restos de la antigua civilización que
habitó esas tierras antes de la fundación de Alejandría. Una vez acostumbrados a la
oscuridad, los tres se internan por un profundo corredor y alcanzan finalmente una sala
donde el camino parece interrumpirse. Ariadne deduce que, probablemente, de allí es de
donde Yusuf obtuvo los objetos que luego vendía en el mercado negro, entre ellos el
misterioso manuscrito.
Abdul localiza un estrecho pasadizo en el fondo de la sala
y se ofrece a explorarlo. Sin embargo, pasan los minutos y, ante la tardanza de su
sirviente, Ariadne se inquieta y decide ir en su busca. Cuando se interna en el pequeño
túnel y alcanza una nueva sala, el espectáculo es desolador. El desdichado Abdul se
encuentra tendido en el suelo de la habitación envuelto en un charco de sangre.
Ariadne retrocede despavorida y, minutos después, recupera
las fuerzas necesarias para volver al lugar de la tragedia. Allí, Diana examina el lugar
con algo más de detenimiento cuando, de repente, su amiga parece observar algo extraño
que le lleva a abandonar de nuevo la sala. Cuando regresan a la cámara anterior, Ariadne
explica a Diana que, tras realizar el signo voorish, ha observado que se movía algo de
polvo en el suelo aunque no había nada de viento. Estos datos revelan la presencia de un
ser invisible. Solamente el polvo de Ibn Ghazi podría ayudarlas a ver al misterioso ser
que se encontraba en esa sala y que había acabado con la vida de Abdul.
Diana recoge dos jarras rotas y deja al descubierto dos
nuevos objetos, una vasija con la tapa en forma de cabeza del dios Tot y un quemador de
incienso. Nuestra amiga abre la vasija y examina su contenido, que Ariadne reconoce
rápidamente como el polvo que necesitan. A continuación, Ariadne llena el quemador con
el polvo y regresa al lugar donde encontraron el cuerpo sin vida de Abdul. A una orden de
Ariadne, Diana enciende el quemador y esparce el polvo por la sala. Éste provoca que se
materialice la terrible aparición que causó la muerte de Abdul. Entonces, ven un Djinni
envuelto en una esfera de energía que lo aprisiona. Ariadne se ofrece a encabezar la
marcha y, aprovechando el estrecho espacio entre la esfera y las paredes, consigue
abandonar la tenebrosa habitación.
El camino llega hasta una enorme sala, donde nuestras
amigas observan un altar y una nueva puerta de los espíritus similar a la del museo. De
momento, no pueden seguir investigando. Sin embargo, antes de abandonar estos extraños
lugares y regresar al café, Diana aparta unas ropas abandonadas sobre unas rocas y
encuentra un libro y un objeto en forma de ojo.
LAS ESTRELLAS ESTÁN ALINEADAS
De nuevo en el café, Diana intenta examinar el libro, pero
no puede hacerlo porque está escrito en turco. Afortunadamente, Ariadne habla
perfectamente ese idioma y pronto lo reconoce como el libro de notas de Kamuran Imran, el
alquimista turco que fue misteriosamente asesinado cuando desembarcaba en el puerto. En
sus notas, Imran explica que el objeto en forma de ojo fue construido por él mismo. Es lo
que se denomina "el ojo de Tot", una lente que puede revelar cuándo las
estrellas están correctamente alineadas para que se cumpla la profecía, si se le expone
a un "sol sin luz". Las jóvenes deducen que el texto se refiere a un disco
solar y Diana recuerda que observó uno en las catacumbas. Ariadne recomienda a ésta que
regrese al hotel, visite las catacumbas al amanecer y le cuente la experiencia.
Nuestra amiga decide actuar de ese modo. Por ello, al
llegar a las catacumbas, examina la lente y la coloca sobre el disco solar. En una
extraña visión, la lente refleja la imagen de unos soles que explotan y surge de ellos
la cabeza de una gigantesca serpiente.
Diana vuelve al café. Pero, esta vez, Abdul no puede
conducirla a presencia de Ariadne y nuestra amiga tiene que atravesar sola la puerta que
conduce al almacén. Una vez allí, debe activar el mecanismo que abre el acceso a la
cámara secreta. La joven explica a Ariadne que la lente ha mostrado que las estrellas son
propicias para que se cumpla la profecía y que deben apresurarse si quieren detener la
ceremonia.
Ariadne sugiere una arriesgada treta, utilizar el poder de
la criatura que mató a Abdul para destruir el manuscrito con el que invocar a
Nyarlathotep. Sabe que su propuesta es arriesgada, pues no pueden estar seguras de que el
Djinni no se volverá contra ellas si lo liberan. Sin embargo, llegan a la conclusión de
que deben arriesgarse, ya que está en juego el futuro de la humanidad.
Las dos jóvenes se trasladan de nuevo a la habitación
donde se encuentra el cadáver de Abdul y allí invocan al Djinni. Éste, inmediatamente,
se materializa ante ellas. Diana le ofrece la posibilidad de vengarse de aquellos que le
aprisionaron en la esfera de energía y liberarlo si les promete destruir el manuscrito y
no atacarlas. La poderosa criatura acepta el trato, les dice que utilicen un silbato para
llamarlo cuando lo necesiten. Además, les explica que deben acabar con la Hija de las
Serpientes, ya que solamente ella conoce el nombre por el que invocar al mensajero de los
dioses, un nombre que no está escrito en ningún libro.
Diana libera al Djinni y, a continuación, Ariadne y ella
atraviesan la sala y entran de nuevo en el templo. Pero, esta vez el templo no está
vacío. Una gran multitud se ha congregado frente al altar, donde, una bellísima mujer,
la última de las hijas de las serpientes, acaba de iniciar el rito diabólico. Diana
sopla el silbato y el Djinni surge obedientemente entre el humo de un pebetero. La Hija de
las Serpientes interrumpe bruscamente su ritual y se vuelve aterrorizada ante la visión
de la criatura que ella creía prisionera en una nube de energía.
La oscura ceremonia finaliza segundos antes de consumarse
y, con ella, desaparece también el terror y la angustia. La humanidad nunca sabrá lo
cerca que estuvo de caer al abismo y los dioses primordiales tendrán que seguir
esperando, al menos durante dos mil años más.
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