Junto con David Lynch, Emir Kusturica, Jim Jarmush, Atom
Egoyan o el propio Pedro Almodóvar, David Cronenberg es uno de esos poquísimos
directores auténticamente personales del panorama cinetamográfico actual, cuyo
carisma suele ser publicidad más que suficiente de cara a cada uno de sus
estrenos. U tras la polémica que levantó con su último filme, Crash,
el director canadiense vuelve a dejar bien claro en eXistenZ, su nueva
película que, pese a sus críticas, no renuncia a ser él mismo./ eXistenZ es el curioso título de su última propuesta.
Y también, el nombre de un original videojuego, inventado por Allegra Geller,
una inquieta joven (interpretada por Jennifer Jason Leigh), que pronto sufrirá
las consecuencias de su ingenio. Y es que el día de la presentación en
sociedad del producto, estará a punto de morir en un atentado. Todo, porque su
audaz entretenimiento apela directamente a una realidad virtual (por fortuna,
bastante lejos de la de Matrix pero mucho más preocupante), construida por las
propias obsesiones y la energía mental de cada usuario que se conecta
físicamente al artilugio.
De este modo, el director de joyas del fantástico reciente
como La mosca o Inseparables, vuelve a acercarse a un tema, el de
la percepción de la realidad, que ya tocó en la no menos desasosegante Videodrome,
filme de culto donde los haya, y uno de tantos en la lograda trayectoria del
responsable de La zona muerta o M butterfly.
Pero además de la complejidad de los asuntos que Cronenberg
plantea, en eXistenZ, el director ha conseguido reunir a un reparto de
una calidad difícil de repetir y en el que brillan con luz propia los talentos
de Willem Dafoe, Ian Holm, Jide Law o Christopher Eccleston, aparte de la
excelente protagonista, Jennifer Jason Leigh. Todos tal vez hayan puesto más
fácil a su director el Oso de Plata que conquistó en el último Festival de
Berlín.
/Género:Ciencia Ficción
Director: David Cronenberg
Intérpretes: Jennifer Jason Leigh, Jude Law y Willem
Dafoe. |
David
Cronenberg: un tipo polémico
Nacido en Toronto en 1943, su apego al morbo y su
obsesión por el sexo y el cuerpo femenino le han granjeado una parroquia
de incondicionales fetichistas en todo el mundo que alaban su cine con
la misma fuerza que otros lo repudian.
Siempre se mueve en el terreno de lo fantástico, pero a
sus personajes y casi siempre angustiosos mundos incorpora unos
personajes cuyas pasiones, por desquiciadas y extravagantes que sean, no
son más exóticas que las de los individuos que pasean por la calle.
Para este esteticista, fino y sutil constructor de
atmósferas irrespirables, no hay autor imposible: desde Stephen King (La
zona muertaI, hasta William S. Burroughs (El almuerzo desnudo),
todo es digno de convertirse en celuloide, y de ahí, en arte.
Pese a todo, la polémica siempre preside su obra, y su
vida misma, Valga como ejemplo la que armó este año como presidente del
Jurado de Cannes, con un palmarés inesperado y bastante contestado. |